SAN ENRIQUE DE OSSÓ EN ALBA DE TORMES

26 ag. 2019 | Sense categoria

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SAN  ENRIQUE  DE OSSÓ  Y  ALBA DE  TORMES

 

El  sacerdote Enrique de Ossó y Cervelló (1840-1896), fundador de la congregación femenina “La Compañía de Santa Teresa”, fue el precursor del movimiento teresiano moderno en España. A través del periodismo, divulgación de libros (El cuarto de hora de oración), asociaciones laicales, e incluso a través de un movimiento artístico basado en la arquitectura (A. Gaudí), escultura (Félix Ferrer, Salvat, Cerveto, Pages, Guimet), pintura (J. Dolcet), música (F. Pedrell, C. Caudi) y poesía (J. Verdaguer), logra introducir la doctrina teresiana en todos los ambientes, especialmente en el ámbito de la educación, sacándola fuera del estrecho ambiente conventual. 

Su devoción teresiana, basada en el estudio y conocimiento profundo de toda su obra literaria y de la doctrina mística, abre cauces nuevos de expresión como es el de la peregrinación a Castilla y a sus lugares teresianos más importantes, entre ellos Ávila y Alba de Tormes. Tuvo mucha repercusión la I peregrinación nacional teresiana de agosto 1877, que la prensa juzga se compuso de unas 4000 personas y que la podemos considerar como el comienzo del turismo religioso teresiano moderno. Coincidió con la vuelta de los frailes carmelitas descalzos a su convento de la villa albense.

Sus visitas a Alba de Tormes suceden entre los años 1875 y 1892 (en 9 ocasiones) y suelen coincidir con las fiestas locales de agosto y octubre, constituyendo siempre para él una fuerte experiencia espiritual, y centradas sobre todo en la veneración de sus reliquias (el corazón transverberado): “Hemos tenido que hacernos violencia para arrancarnos de aquel sitio” (1875). En Alba fundó la archicofradía teresiana en la parroquia de san Juan (1875), pero también dio forma al proyecto de la Hermandad Teresiana Universal (1877). Tenía además la costumbre de enviar sus libros publicados al Carmelo con el fin de que fueran depositados sobre el sepulcro teresiano.

Enrique de Ossó, el gran apóstol teresiano del siglo XIX, a través del Carmelo femenino y masculino de Alba, y de la amistad con el obispo salmantino Narciso Martínez Izquierdo (1871-1885), estuvo siempre en contacto con este lugar.