El día 18 de Abril se cumplían 50 años de mi ordenación sacerdotal. Ese día, Cristo y yo, quisimos regalarnos un rato de soledad en la capilla de nuestra Iglesia de san Juan de la cruz, en Valencia, para conmemorar esos 50 años que hemos compartido el misterio del sacerdocio de Cristo en mí. Necesitaba celebrarlo con Él, a solas. Ha sido una experiencia emocionante; juntos hemos repasado algunos momentos de nuestra historia. A mí me embargaban sentimientos encontrados de alegría y pena, pues al echar la vista atrás se me amontonaban mis fallos, mis deficiencias y mis infidelidades y al mismo tiempo Cristo me traía a la mente las muchas cosas buenas, “obras grandes” que Él ha hecho en mí y a través de mí, en favor de tanta gente de los muchos lugares por los que Él me ha llevado durante todos estos años. Ciertamente Dios ha estado grande conmigo pues, a pesar de mi inutilidad, tengo que reconocer que Él, suplantado por mí, ha podido “pasar haciendo el bien”; sin duda no tanto como Él quería, pero, no obstante, bien merece que le agradezca su bondad y cante sus misericordias siempre. Por eso he organizado un año jubilar virtual de acción de gracias a nivel personal, al que estáis invitados todos vosotros, hermanas y hermanos del Carmelo, para que os unáis a mí a dar gracias a Dios por su misericordia conmigo. Desde ya os lo agradezco. El día 23, aprovechando el día de retiro comunitario, los hermanos de la comunidad se han unido a mi acción de gracias con la Eucaristía, conmemorando, con sencillez, los 50 años de mi ordenación sacerdotal.
P. Miguel Hernansaiz – Valencia
