CORAZÓN ENAMORADO

15 maig 2019 | Sense categoria

CORAZÓN ENAMORADO  

MÚSICA DE LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI CON LOS POEMAS DE SANTA TERESA DE JESÚS (1515-1582)

Introducción

“ENGRANDECÉIS NUESTRA NADA”

El barítono Luis Santana, con la maestría que le caracteriza, junto a Candelas Pérez, Manuel Alejandre, Hovannes Karakhanyan, Luis Miguel Sanz, Luisa Carnero y Miguel Díez, vienen a deleitarnos con su magistral interpretación musical de poemas de Santa Teresa de Jesús. Cual andariegos teresianos, por medio de este disco, recorremos las fundaciones de la Santa y los monasterios estrechamente vinculados a su gesta por tierras de Castilla y Andalucía. Esta obra viene a ser, con verdadera propiedad y con luz diáfana, un homenaje a cada una de las casas de Teresa, considerando, además que por dónde pasan los santos se va quedando Dios y Dios se ha quedado en cada uno de los palomarcicos teresianos y en cada uno de los versos de esta Doctora de la Iglesia. 

Por medio de los versos de la Santa y gracias a Luis santana y a Candelas Pérez, podemos entrar en cada uno de los Carmelos para engrandecer nuestra nada  con la grandeza de corazón que se nos comunica al escuchar este disco único.

Si Santa Teresa llega a la cumbre de la mística con sus sublimes escritos en los que narra su experiencia vital, el barítono Luis Santana llega a la cima de la música al transmitirnos los poemas de la Santa con delicadeza y pasión, haciéndonos saborear la felicidad que se deriva del amor divino. 

Desde este plano espiritual debemos escuchar esta obra de arte que tenemos a nuestra disposición. Palpamos así la sustancia de la felicidad posible, expuesta con profunda espiritualidad en los versos de la Santa Doctora, ahora  iluminados con celestial melodía. 

No se trata de una obra al uso, sino de un camino de felicidad eterna; el camino de quien vive el misterio de Dios en la realidad de la vida, columbrando la felicidad infinita y transformando la tierra que pisa en el cielo que por la fe intuye. Este hecho, comprobado en la vida de la Santa Mística del Carmelo y plasmado en sus versos, se percibe al escuchar a Luis Santana, Candelas Pérez y a unos fantásticos instrumentistas en esta obra única que se nos brinda. En ella, el autor dice más de lo que dice, canta más de lo que canta, vive más de lo que transmite, por ser indecible aquello que no se puede decir con nombre sobre la tierra. Por eso mismo muere porque no muere la gran Teresa de Jesús.

De la mano de Santa Teresa y guiados por Luis y Candelas, vemos señalado el camino que conduce al paraíso, con la alegría teresiana que testifica la Beata Ana de San Bartolomé cuándo afirma de la Santa que “no era amiga de gente triste, ni lo era ella, ni quería que los que iban en su compañía lo fuesen. Decía: Dios me libre de santos encapotados”.Esta es la misma alegría que ha de experimentar quien escuche atentamente la sublime obra que tiene en sus manos y cada una de sus piezas, brotando del corazón el más profundo agradecimiento a quien con tanto amor a Santa Teresa de Jesús y al Carmelo lo hace posible.

 

P. Miguel Ángel de la Madre de Dios, Prior, O.C.D. Alba de Tormes 2019

 

Conventos donde estuvo y sus fundaciones 

 

Convento de la Encarnación de Ávila (2 de noviembre de 1535, 24 de Agosto de 1562)

  • Todos los que militáis (recitado)
  • Por unos puertos arriba (Antonio de Ribera 1500, cancionero de palacio)

 

PARA UNA PROFESIÓN

Todos los que militáis

debajo desta bandera,

ya no durmáis, no durmáis,

pues que no hay paz en la tierra.

 

Si como capitán fuerte

quiso nuestro Dios morir,

comencémosle a seguir

pues que le dimos la muerte.

 

Oh qué venturosa suerte

se le siguió desta guerra;

ya no durmáis, no durmáis,

pues Dios falta de la tierra.

 

Con grande contentamiento

se ofrece a morir en cruz,

por darnos a todos luz

con su grande sufrimiento.

 

¡Oh, glorioso vencimiento!

¡Oh, dichosa aquesta guerra!

Ya no durmáis, no durmáis,

pues Dios falta de la tierra.

 

No haya ningún cobarde,

aventuremos la vida,

pues no hay quien mejor la guarde

que el que la da por perdida.

Pues Jesús es nuestra guía,

y el premio de aquesta guerra

ya no durmáis, no durmáis,

porque no hay paz en la tierra.

 

Ofrezcámonos de veras

a morir por Cristo todas,

y en las celestiales bodas,

estaremos placenteras.

 

Sigamos estas banderas:

pues Cristo va en delantera,

no hay que temer, no durmáis,

pues que no hay paz en la tierra.

 

 

Primera fundación Ávila, 24 de agosto de 1562. Convento de San José

  •  Transverberación – Sobre aquellas palabras “dilectus meus mihi “ (recitado)
  • Si habrá en este baldrés ( Juan del Enzina 1468-1529)

 

TRANVERBERACIÓN–«dilectus meus mihi» (mi amante)

Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento. (Vida 29, 13)

Ya toda me entregué y di,

y de tal suerte he trocado,

que es mi Amado para mí,

y yo soy para mi Amado.

 

Cuando el dulce Cazador

me tiró y dejó rendida,

en los brazos del amor

mi alma quedó caída,

y cobrando nueva vida

de tal manera he trocado,

que es mi Amado para mí,

y yo soy para mi Amado.

 

Hirióme con una flecha

enherbolada de amor,

y mi alma quedó hecha

una con su Criador;

ya yo no quiero otro amor,

pues a mi Dios me he entregado,

y mi Amado es para mí,

y yo soy para mi amado.

 

Segunda Fundación, Medina del Campo 16 de agosto de 1567. Convento de San José

  • Oh hermosura que excedéis (recitado)

 

¡Oh hermosura que excedéis!

¡Oh hermosura que excedéis

a todas las hermosuras!

Sin herir dolor hacéis,

y sin dolor deshacéis,

el amor de las criaturas.

 

Oh ñudo que así juntáis

dos cosas tan desiguales,

no sé por qué os desatáis,

Pues atado fuerza dais

a tener por bien los males.

 

Juntáis quien no tiene ser

con el Ser que no se acaba;

sin acabar acabáis,

sin tener que amar amáis,

engrandecéis nuestra nada.

 

Convento de la Purísima Concepción (vulgo imagen) de Alcalá de Henares (refundación), 21 de noviembre de 1567

  • Vuestra soy para vos nací (recitado)
  • Tres morillas me enamoran en Jaén (anónimo, cancionero de Palacio)

 

Vuestra soy, para Vos nací

Vuestra soy, para Vos nací,

¿qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad,

eterna sabiduría,

bondad buena al alma mía;

Dios alteza, un ser, bondad,

la gran vileza mirad

que hoy os canta amor así:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Vuestra soy, pues me criastes,

vuestra, pues me redimistes,

vuestra, pues que me sufristes,

vuestra pues que me llamastes,

vuestra porque me esperastes,

vuestra, pues no me perdí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

¿Qué mandáis, pues, buen Señor,

que haga tan vil criado?

¿Cuál oficio le habéis dado

a este esclavo pecador?

Veisme aquí, mi dulce Amor,

amor dulce, veisme aquí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Veis aquí mi corazón,

yo le pongo en vuestra palma,

mi cuerpo, mi vida y alma,

mis entrañas y afición;

dulce Esposo y redención,

pues por vuestra me ofrecí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Dadme muerte, dadme vida:

dad salud o enfermedad,

honra o deshonra me dad,

dadme guerra o paz crecida,

flaqueza o fuerza cumplida,

que a todo digo que sí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Dadme riqueza o pobreza,

dad consuelo o desconsuelo,

dadme alegría o tristeza,

dadme infierno o dadme cielo,

vida dulce, sol sin velo,

pues del todo me rendí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Si queréis, dadme oración,

si no, dadme sequedad,

si abundancia y devoción,

y si no esterilidad.

Soberana Majestad,

sólo hallo paz aquí:

¿qué mandáis hacer de mi?

 

Dadme, pues, sabiduría,

o por amor, ignorancia;

dadme años de abundancia,

o de hambre y carestía;

dad tiniebla o claro día,

revolvedme aquí o allí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Si queréis que esté holgando,

quiero por amor holgar.

Si me mandáis trabajar,

morir quiero trabajando.

Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?

Decid, dulce Amor, decid:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Dadme Calvario o Tabor,

desierto o tierra abundosa;

sea Job en el dolor,

o Juan que al pecho reposa;

sea viña fructuosa

o estéril, si cumple así:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Sea José puesto en cadenas,

o de Egipto adelantado,

o David sufriendo penas,

o ya David encumbrado;

sea Jonás anegado,

o libertado de allí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Esté callando o hablando,

haga fruto o no le haga,

muéstreme la ley mi llaga,

goce de Evangelio blando;

esté penando o gozando,

sólo vos en mí vivid:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Vuestra soy, para vos nací,

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Tercera fundación, Malagón 11 de abril de 1568. Convento de San José

  • Alma buscarte has en mi (recitado)

 

Alma, buscarte has en Mí

Alma, buscarte has en Mí,

y a Mí buscarme has en ti.

 

De tal suerte pudo amor,

alma, en mí te retratar,

que ningún sabio pintor

supiera con tal primor

tal imagen estampar.

 

Fuiste por amor criada

hermosa, bella, y así

en mis entrañas pintada,

si te perdieres, mi amada,

Alma, buscarte has en Mí.

 

Que yo sé que te hallarás

en mi pecho retratada,

y tan al vivo sacada,

que si te ves te holgarás,

viéndote tan bien pintada.

 

Y si acaso no supieres

dónde me hallarás a Mí,

No andes de aquí para allí,

sino, si hallarme quisieres,

a Mí buscarme has en ti.

 

Porque tú eres mi aposento,

eres mi casa y morada,

y así llamo en cualquier tiempo,

si hallo en tu pensamiento

estar la puerta cerrada.

 

Fuera de ti no hay buscarme,

porque para hallarme a Mí,

bastará sólo llamarme,

que a ti iré sin tardarme

y a Mí buscarme has en ti.

 

Cuarta fundación, Valladolid 15 de agosto de 1568

Convento de la Concepción del Carmen 

  • Nada te turbe (recitado)
  • Paseábase el rey moro (Luis de Narváez 1500-1547)

 

. Nada te turbe

Nada te turbe,

nada te espante,

todo se pasa,

Dios no se muda,

la paciencia

todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene

nada le falta.

Sólo Dios basta.

 

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.

 Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.

 

 

 

 

Quinta fundación, Toledo 14 de Mayo de 1569 

Convento de San José 

  •  A la Profesión de Isabel de los Ángeles – Sea mi gozo en el llanto (recitado)
  • Dime, triste coraçon ( Francisco De la Torre 1470-1520 cancionero de la Colombina)

 

A la profesión de Isabel de los Ángeles

Sea mi gozo en el llanto,

sobresalto mi reposo,

mi sosiego doloroso,

y mi bonanza el quebranto.

 

Entre borrascas mi amor,

y mi regalo en la herida,

esté en la muerte mi vida,

y en desprecios mi favor.

 

Mis tesoros en pobreza,

y mi triunfo en pelear,

mi descanso en trabajar,

y mi contento en tristeza.

 

En la oscuridad mi luz,

mi grandeza en puesto bajo.

De mi camino el atajo

y mi gloria sea la cruz.

 

Mi honra el abatimiento,

y mi palma padecer,

en las menguas mi crecer,

y en menoscabo mi aumento.

 

En el hambre mi hartura,

mi esperanza en el temor,

mis regalos en pavor,

mis gustos en amargura.

 

En olvido mi memoria,

mi alteza en humillación,

en bajeza mi opinión,

en afrenta mi victoria.

 

Mi lauro esté en el desprecio,

en las penas mi afición,

mi dignidad sea el rincón,

y la soledad mi aprecio.

 

En Cristo mi confianza,

y de El solo mi asimiento,

en sus cansancios mi aliento,

y en su imitación mi holganza.

 

Aquí estriba mi firmeza,

aquí mi seguridad,

la prueba de mi verdad,

la muestra de mi firmeza.

 

 

Sexta fundación, Pastrana 23 de junio de 1569

Convento de Nuestra Señora del Carmen 

  • Conversión ante “Cristo Llagado”
  • No te tardes que me muero (Juan del Enzina 1468-1529)

 

 “Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle”. (Vida 9,1)

 

 

Séptima fundación, Salamanca 1 de noviembre de 1570

Convento de San José

  • Coloquio de amor (recitado)
  • Qu’es de ti  desconsolado (Juan del Enzina 1468-1529)

 

Coloquio amoroso

Si el amor que me tenéis,

Dios mío, es como el que os tengo,

Decidme: ¿en qué me detengo?

O Vos, ¿en qué os detenéis?

 

Alma, ¿qué quieres de mí?

– Dios mío, no más que verte.

– Y ¿qué temes más de ti?

– Lo que más temo es perderte.

 

Un alma en Dios escondida

¿qué tiene que desear,

sino amar y más amar,

y en amor toda escondida

tornarte de nuevo a amar?

 

Un amor que ocupe os pido,

Dios mío, mi alma os tenga,

para hacer un dulce nido

adonde más la convenga.

 

 

Octava fundación, Alba de Tormes 25 de enero de 1571

Convento de la Anunciación 

  • Ayes del destierro (recitado)
  • Ay triste que vengo (Juan del Enzina)

 

Ayes del destierro

¡Cuán triste es, Dios mío,

la vida sin ti!

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

Carrera muy larga

es la de este suelo,

morada penosa,

muy duro destierro.

¡Oh sueño adorado!

sácame de aquí!

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

Lúgubre es la vida,

amarga en extremo;

que no vive el alma

que está de ti lejos.

¡Oh dulce bien mío,

que soy infeliz!

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

¡Oh muerte benigna,

socorre mis penas!

Tus golpes son dulces,

que el alma libertan.

¡Qué dicha, oh mi Amado,

estar junto a Ti!

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

El amor mundano

apega a esta vida;

el amor divino

por la otra suspira.

Sin ti, Dios eterno,

¿quién puede vivir?

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

La vida terrena

es continuo duelo:

vida verdadera

la hay sólo en el cielo.

Permite, Dios mío,

que viva yo allí.

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

¿Quién es el que teme

la muerte del cuerpo,

si con ella logra

un placer inmenso?

¡Oh! sí, el de amarte,

Dios mío, sin fin.

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

Mi alma afligida

gime y desfallece.

¡Ay! ¿quién de su amado

puede estar ausente?

Acabe ya, acabe

aqueste sufrir.

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

El barbo cogido

en doloso anzuelo

encuentra en la muerte

el fin del tormento.

¡Ay!, también yo sufro,

bien mío, sin ti,

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

En vano mi alma

te busca oh mi dueño;

Tú, siempre invisible,

no alivias su anhelo.

¡Ay! esto la inflama,

hasta prorrumpir:

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

¡Ay!, cuando te dignas

Entrar en mi pecho,

Dios mío, al instante

el perderte temo.

Tal pena me aflige

y me hace decir:

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

Haz, Señor, que acabe

tan larga agonía;

socorre a tu sierva

que por ti suspira.

Rompe aquestos hierros

y sea feliz.

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

Mas no, dueño amado,

que es justo padezca;

que expíe mis yerros,

mis culpas inmensas.

¡Ay!, logren mis lágrimas

te dignes oír:

Ansiosa de verte,

deseo morir.

 

Novena fundación, Segovia 19 de marzo de 1571

Convento de San José

  • En la cruz está la vida y el consuelo (recitado)

 

En la Cruz está la vida

En la cruz está la vida

y el consuelo,

y ella sola es el camino

para el cielo.

 

En la cruz está «el Señor

de cielo y tierra»,

y el gozar de mucha paz,

aunque haya guerra.

Todos los males destierra

en este suelo,

y ella sola es el camino

para el cielo.

 

De la cruz dice la Esposa

a su Querido

que es una «palma preciosa»

donde ha subido,

y su fruto le ha sabido

a Dios del cielo,

y ella sola es el camino

para el cielo.

 

Es una «oliva preciosa»

la santa cruz

que con su aceite nos unta

y nos da luz.

Alma mía, toma la cruz

con gran consuelo,

que ella sola es el camino

para el cielo.

 

Es la cruz el «árbol verde

y deseado»

de la Esposa, que a su sombra

se ha sentado

para gozar de su Amado,

el Rey del cielo,

y ella sola es el camino

para el cielo.

 

El alma que a Dios está

toda rendida,

y muy de veras del mundo

desasida,

la cruz le es «árbol de vida»

y de consuelo,

y un camino deleitoso

para el cielo.

 

Después que se puso en cruz

el Salvador,

en la cruz está «la gloria

y el honor»,

y en el padecer dolor

vida y consuelo,

y el camino más seguro

para el cielo.

 

 

Décima fundación, Beas de Segura 24 de febrero de 1575

Convento de San José del Salvador 

  • Vivo sin vivir en mi (recitado)
  • Ermitaño quiero ser (Juan del Enzina 1468-1529)

 

VIVO SIN VIVIR EN MÍ

Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,

después que muero de amor;

porque vivo en el Señor,

que me quiso para sí:

cuando el corazón le di

puso en él este letrero,

que muero porque no muero.

 

Esta divina prisión,

del amor en que yo vivo,

ha hecho a Dios mi cautivo,

y libre mi corazón;

y causa en mí tal pasión

ver a Dios mi prisionero,

que muero porque no muero.

 

¡Ay, qué larga es esta vida!

¡Qué duros estos destierros,

esta cárcel, estos hierros

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salida

me causa dolor tan fiero,

que muero porque no muero.

 

¡Ay, qué vida tan amarga

do no se goza el Señor!

Porque si es dulce el amor,

no lo es la esperanza larga:

quíteme Dios esta carga,

más pesada que el acero,

que muero porque no muero.

 

Sólo con la confianza

vivo de que he de morir,

porque muriendo el vivir

me asegura mi esperanza;

muerte do el vivir se alcanza,

no te tardes, que te espero,

que muero porque no muero.

 

Mira que el amor es fuerte;

vida, no me seas molesta,

mira que sólo me resta,

para ganarte perderte.

Venga ya la dulce muerte,

el morir venga ligero

que muero porque no muero.

 

Aquella vida de arriba,

que es la vida verdadera,

hasta que esta vida muera,

no se goza estando viva:

muerte, no me seas esquiva;

viva muriendo primero,

que muero porque no muero.

 

Vida, ¿qué puedo yo darle

a mi Dios que vive en mí,

si no es el perderte a ti,

para merecer ganarle?

Quiero muriendo alcanzarle,

pues tanto a mi Amado quiero,

que muero porque no muero.

 

 

Undécima fundación, Sevilla 29 de Mayo de 1575

Convento San José del Carmen 

  • Texto orante (recitado)
  • Al alba venid (anónimo- cancionero de palacio)

 

TEXTO ORANTE

Tratad con Dios como con padre y como con hermano y como con Señor y como con esposo; a veces de una manera, a veces de otra. No os pido que penséis en Él, ni que hagáis delicadas consideraciones con vuestro entendimiento, no os pido más que le miréis. Podéis mirar cosas muy feas y ¿no podréis mirar la cosa más hermosa que se puede imaginar? Pues nunca, hijas, quita nuestro Señor los ojos de vosotras, es mucho que a quien tanto os da volváis una vez los ojos para mirarleSi estas alegre, mírale resucitado, que solo mirar cómo salió del sepulcro, os alegraráSi estas con trabajos o triste, mírale camino del huerto. Qué aflicción tan grande llevaba en su alma, o mírale atado a la columna, tanto padecer: perseguido por unos, escupido por otros, negado de sus amigos…puesto en tanta soledad que el uno con el otro os podéis consolar. O mírale cargado con la cruz, miraros a Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas y olvidará sus dolores por consolar los vuestros.Oh, Señor del mundo, tan necesitado estáis, Señor mío y Bien mío, que queréis admitir una pobre compañía como la mía? Si es así Señor, que todo lo queréis pasar por mí y veo en vuestro semblante que os habéis consolado conmigo, ¿qué es esto que yo paso por vos? ¿De qué me quejo? Juntos andemos, Señor, por donde fuereis tengo de ir, por donde pasareis tengo que pasar (Camino de Perfección)

Duodécima fundación, Caravaca De la Cruz 1 de enero de 1576

Convento de San José

  •  Sangre a la tierra (Villancico recitado)
  • No la debemos dormir (anónimo, cancionero de palacio) atribuido a Santa Teresa de Jesús 

 

Sangre a la tierra

Este Niño viene llorando:

Mírale, Gil, que te está llamando.

 

Vino del cielo a la tierra

para quitar nuestra guerra;

ya comienza la pelea,

su sangre está derramando.

Mírale, Gil, que te está llamando.

 

Fue tan grande el amorío,

que no es mucho estar llorando,

que comienza a tener brío,

habiendo de estar mandando.

Mírale, Gil, que te está llamando.

 

Caro nos ha de costar,

pues comienza tan temprano,

a su sangre derramar,

habremos de estar llorando.

Mírale, Gil, que te está llamando.

 

No viniera El a morir,

pues podía estarse en su nido.

-¿No ves, Gil, que si ha venido,

es como león bramando?

Mírale, Gil, que te está llamando.

 

-Dime Pascual, ¿qué me quieres,

que tantos gritos me das?

– Que le ames, pues te quiere,

y por ti está tiritando.

Mírale Gil, que te está llamando.

 

Décimo tercera fundación, Villanueva de la Jara 21 de febrero 1580

Convento de Santa Ana

  • Dichoso el corazón enamorado (recitado)

 

Dichoso el corazón enamorado

Dichoso el corazón enamorado

que en solo Dios ha puesto el pensamiento;

por él renuncia todo lo criado,

y en él halla su gloria y su contento.

Aun de sí mismo vive descuidado,

porque en su Dios está todo su intento,

y así alegre pasa y muy gozoso

las ondas de este mar tempestuoso

 

Décimo cuarta fundación, Palencia 29 de diciembre de 1580.

Convento de San José y nuestra Señora de la Calle

  • A San Andrés : Si el padecer con amor (recitado)