“El Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena”

10 juny 2022 | Evangeli Dominical

Este domingo celebramos, en realidad, que conocemos y vivimos, cada uno y cada comunidad, frente al verdadero rostro de Dios. A menudo se exagera acerca de la llamada teología “apofática” o negativa, esto es, la idea, cierta también si bien entendida, de que muy poco podemos conocer acerca de Él. Porque es una realidad, en el sentido de que nunca podremos hacer de Él un objeto más de nuestro conocimiento, que nuestra ciencia que tan buenos resultados y tanta tranquilidad nos da en otras facetas de la existencia, nunca podrá atraparle en fórmulas ni abstracciones. Si para nosotros conocer es dominar y disponer, el Dios de Jesús siempre escapará de esas intenciones nuestras, nunca habrá “pruebas” suficientes si es queremos juntar un mínimo de ellas para “poder” creer. Porque si se lograse, lo obtenido no sería más que una falsedad, una imagen inauténtica del Dios vivo, un ídolo en definitiva.

Lo que hoy en realidad celebramos es el que el Dios verdadero vino y viene a nosotros, que se reveló y manifestó y actúo y actúa en la nuestra vida, entorno, historia. Que en Jesús se hizo presente de un modo increíble, impensable, inimaginable para cualquier “inventor” de dioses. Por Jesús, su misma presencia entre nosotros, su Palabra, su vida, sus opciones, su entrega total hasta la muerte y su resurrección, conocemos que Dios es realmente el Padre de toda la vida y de cuanto existe, el único que no solo pone límites al abismo, a la nada (primera lectura) sino que lo transforma en vida, luz, alegría. Dios es también esta Sabiduría y Palabra que se ha ido manifestando a lo largo de la historia humana, haciéndonos capaces de comunicación con Él e introduciendo a los hombres progresivamente en su amistad y comunión hasta poder manifestar quien era realmente al encarnarse en nuestra carne y hacernos llegar toda la luz y la vida de Dios contenidas en la vida y capacidad de un hombre como nosotros. Mirando a Jesús, creyendo y haciendo vida su Evangelio no podemos decir que no conocemos a Dios, que no nos ha dado razones y “pruebas” bastantes porque, en realidad, se trata de creer, acoger, decidirnos cada día a seguir sus pasos hacia Dios y hacia nosotros mismos. Por último, como nos recordaba el Evangelio, gracias a la manifestación de Cristo, se nos pudo dar también Quien faltaba, el Espíritu Santo, el mismo amor que une, sostiene y permite obrar y llegar a nosotros al Padre y al Hijo. Por eso es el Espíritu de la Verdad (Evangelio) porque hace presente, sostiene, recuerda, hace vivir cada día el testimonio y la presencia de Cristo y del Padre cuya manifestación ha ocurrido para estemos que ciertos de su amor, presencia, compañía, amistad y promesa cumplida de “glorificación”, esto es de llevarnos la plenitud de vida en la comunión con el Padre y el Hijo y con todos los demás, hermanos nuestros.

Primera Lectura

Segunda Lectura

Evangelio