Entre las páginas más íntimas y encendidas de Santa Teresa de Jesús se encuentran los Conceptos del Amor de Dios, un comentario libre y orante al Cantar de los Cantares. No se trata de un tratado sistemático, sino de un diálogo amoroso, en el que la Santa deja entrever su experiencia más honda de Dios y su sabiduría como maestra de oración.
En esta obra, Teresa aparece como una pedagoga que conduce al alma desde los primeros pasos —la lectura humilde y confiada de la Palabra— hasta las cumbres de la unión transformante. Su método no es el de la especulación, sino el de la vida: escuchar, acoger y dejarse moldear por el Esposo divino. La Escritura, para ella, es un terreno sagrado donde no todo se entiende, pero donde todo puede ser gustado con amor.
A través de imágenes bíblicas —el beso, los pechos, el vino, la sombra, las manzanas— Teresa describe las diversas etapas de la oración: la paz verdadera que nace de Dios, la quietud que embriaga el alma, la unión que la transforma, y el deseo ardiente de servir y padecer por amor. El progreso orante no conduce al ensimismamiento, sino a una caridad activa, capaz de olvidar los propios gustos para buscar el bien del prójimo.
Como maestra, Teresa no esconde los peligros: la falsa paz, el apego a los propios criterios, el quedarse a medio camino. Su enseñanza es clara: la oración auténtica lleva a una amistad cada vez más pura y desinteresada con Dios, hasta que la voluntad queda unida a la suya y el alma vive “ordenada en la caridad”.
En los Conceptos del Amor de Dios, Santa Teresa nos recuerda que la oración no es un ejercicio reservado a unos pocos, sino un camino de transformación abierto a quien, con humildad y perseverancia, se deja besar, sostener y conducir por el Señor. En este itinerario, el Cantar de los Cantares se convierte en espejo del alma que ama y es amada, y el Carmelo en escuela donde se aprende, día a día, la ciencia del Amor.