Santa Teresa de Jesús, maestra de oración en el Libro de la Vida

8 set. 2025 | Aventuremos la Vida

Si algo revela con fuerza el Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús es su condición de auténtica maestra de oración. La Santa no se presenta como una teórica de la vida espiritual, sino como una mujer que narra desde la experiencia: luchas, dudas, retrocesos y, sobre todo, la certeza de que la oración es camino de amistad con Dios.

La oración como trato de amistad

Entre sus páginas más conocidas, Teresa define la oración con una de las frases más luminosas de la espiritualidad cristiana:

“No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Vida 8,5) .

Esta definición sencilla y profunda marca el núcleo de su enseñanza: orar es ponerse ante Dios como ante un amigo, con la confianza de quien sabe que es amado. No se trata de técnicas complicadas, sino de un ejercicio de verdad, apertura y perseverancia.

Una escuela para todos

En los capítulos 8 al 21, Teresa expone los cuatro grados de oración: desde el esfuerzo inicial de recogerse, hasta la plena unión con Dios en gracia mística . Su pedagogía es clara: nadie debe temer empezar, aunque al principio haya sequedad, distracción o cansancio.

Ella misma confiesa con realismo:

“Muy muchas veces, algunos años, tenía más cuenta con desear se acabase la hora […] que no en otras cosas buenas” (Vida 8,7) .

Con estas palabras se muestra cercana a quienes luchan en la oración, recordando que la perseverancia es más importante que los consuelos.

El valor de la perseverancia

Teresa insiste una y otra vez en no abandonar la oración, aunque se experimente aridez:

“Por males que haga quien la ha comenzado, no la deje, pues es el medio por donde puede tornarse a remediar” (Vida 8,4) .

Aquí se manifiesta su profundo convencimiento de que la oración es el lugar donde Dios transforma al alma, incluso a pesar de las resistencias.

Oración que abre a la fraternidad

La oración teresiana no encierra al alma en sí misma: la abre a la amistad y a la comunión. Por eso aconseja a los principiantes:

“Procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo… es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse unos a otros con sus oraciones” (Vida 7,22) .

La vida espiritual no se entiende sin comunidad, sin compañía que aliente y sostenga.

Conclusión: Teresa, maestra para hoy

El Libro de la Vida no es solo autobiografía; es un verdadero manual de oración, escrito con el fuego de la experiencia. Teresa nos enseña que orar es hablar con un Amigo que nunca falla, mantenerse perseverantes incluso en la aridez, y dejarse transformar poco a poco por la gracia.

Cinco siglos después, sus palabras siguen siendo guía luminosa para todo creyente que quiera iniciarse o crecer en la vida espiritual:

“Dichoso el corazón que está de veras rendido al amor de Dios; no desea ya otra cosa” (Vida 21).