María, Madre del Escapulario, signo de alianza

13 jul. 2025 | Aventuremos la Vida

Hoy, en este séptimo día de la novena, volvemos la mirada al escapulario del Carmen, ese humilde signo que une desde hace siglos a millones de fieles con la Virgen María. Más que un objeto devocional, el escapulario es una señal visible de una alianza interior, un compromiso de amor entre la Madre y sus hijos.

Según la tradición carmelitana, María entregó el escapulario al general de la Orden, san Simón Stock, como promesa de protección y salvación. Desde entonces, ha sido llevado con sencillez por santos, campesinos, papas y niños… todos, cobijados bajo el manto de la Virgen del Carmen.

El escapulario: pertenencia, protección, promesa

Llevar el escapulario no es un simple gesto exterior, sino una expresión de nuestra decisión de vivir como María vivió, de dejarnos vestir por su estilo evangélico: humilde, contemplativo, generoso. Es un signo de pertenencia a la Virgen, pero también de imitación de su vida.

Para los carmelitas, el escapulario es como un hábito del alma. Nos recuerda que María nos reviste de Cristo, nos cubre con su manto, y nos acompaña en nuestro camino de fe. Es protección en la lucha, consuelo en el sufrimiento y esperanza en la hora de la muerte.

Una alianza viva

Renovar cada día nuestra fidelidad al escapulario es renovar nuestro sí al Señor, con María. Como ella, queremos vivir abiertos a la voluntad de Dios, disponibles para servir y fieles hasta el final. El escapulario no es magia ni garantía automática: es una llamada a la coherencia evangélica, a una vida transformada desde dentro.

Hoy, en esta novena, pidamos a la Virgen del Carmen que renueve en nosotros la gracia de esta alianza, que nos ayude a vivir envueltos en su amor y cubiertos por su ternura de madre.

Oración del día

Virgen del Carmen,
tú que nos has entregado el escapulario
como signo de alianza y promesa de salvación,
ayúdanos a llevarlo con fe y con amor.
Que seamos revestidos de Cristo,
como tú lo fuiste,
y vivamos siempre bajo tu amparo y tu guía.
Madre del Carmelo,
haz de nuestra vida un hábito de oración,
de humildad, de entrega.
Amén.