La Eucaristía de hoy fue presidida por nuestro P. General, Saverio Cannistrà. En su homilía ha señalado la necesidad de cultivar nuestro “hombre interior”, nuestra “humanidad interior”, que ha de convertirse en nuestro horizonte. El camino que nos lleva a él nos permite descubrir la interioridad desnuda en la que es posible el encuentro con Dios, gozoso y festivo, pues Él acoge y protege al hombre frágil, desasido. El “hombre interior”, amado por Cristo y por el Padre, es también hombre comunitario. La liturgia de la jornada fue animada por el grupo italiano.
Nuestra jornada de trabajo se dedicó totalmente a la escucha de nuestros hermanos jóvenes, es decir, aquellos con edades en torno a los 40 años. El desafío del día era precisamente la escucha. Este hecho es una de las novedades de nuestro Capítulo: el Definitorio General invitó a nueve frailes de todo el mundo para intervenir en el Capítulo durante un día, con el fin de compartir con nosotros, de manera concreta, dos desafíos o problemas que existan en sus áreas geográficas, así como dos sugerencias para nuestra renovación. Por ello, tres frailes de Europa, dos de Asia, dos de África, uno de América del Norte y otro de América del Sur han estado con nosotros.
Cada uno de nuestros jóvenes tuvo veinte minutos para compartir con nosotros sus deseos y aspiraciones, sus dificultades e interrogantes. Lo han hecho con confianza, sinceridad y benevolencia. Después de cada una de sus intervenciones ha tenido lugar un diálogo con la Asamblea capitular, que se ha tomado muy en serio sus intervenciones y sus “provocaciones”, respondiendo a los jóvenes con la misma confianza y afabilidad… y también con “provocaciones”.
Merece la pena resaltar la unidad de fondo que ha recorrido las diversas intervenciones de nuestros jóvenes frailes, independientemente de su área geográfica de proveniencia. Citamos, entre las presentadas, solo tres aspiraciones que son, al mismo tiempo, desafíos: la vida de intimidad con Dios, la vida de comunidad y la formación inicial y permanente.
Al concluir el día, el Padre General agradeció a nuestros jóvenes hermanos por su “visitación” y sus palabras. Ha sido hermoso hablar con ellos y no solo de ellos. Esta visita, en los primeros días de nuestro Capítulo, nos recuerda la belleza de nuestra vocación y el hecho de que aquí estamos trabajando por ellos y todos los hermanos.
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