Queridos carmelitas:
Me dirijo a vosotros en nombre de la Comunidad Hospitalaria de San Miguel para daros las gracias por los muchos años en que habéis sido nuestros capellanes. ¡57 años! ¡Casi nada! El P. Jorge, el P. Antonio, el P. José Luís, quien estuvo con nosotros 25 años y antes los PP. Bernardo y Gratiniano.
Han sido muchos los momentos compartidos: la bendición e inauguración de la reciente obra, las fiestas de nuestro fundador, la despedida de usuarios fallecidos, talleres, peregrinaciones, conversaciones con colaboradores… Mucha vida entregada.
Y es que así es la vida de los sacerdotes (y la nuestra, como religiosas) siempre dispuestos para acudir a otro destino donde se nos envíe. Un día llegasteis aquí destinados y hoy os vais de aquí enviados a otro lugar, pero siempre, en la ida y en la llegada, con el deseo de hacer el bien. Así es la fe hecha servicio.
Habéis sido para nosotros unos buenos capellanes, servidores de Jesús en un centro muy concreto: San Miguel, en el que habéis contribuido, desde vuestro lugar, a poner más vida, más salud, más esperanza en la vida de tantas personas, principalmente en personas atendidas. Sin dejar de ser carmelitas, habéis participado del carisma de la Hospitalidad.
Vuestro cariño a los usuarios y vuestras homilías explicadas con sabiduría, humildad y sencillez, es parte del recuerdo con que nos quedamos.
Que Dios os bendiga y que el nuevo camino que empezáis sea tan provechoso como el que habéis compartido con nosotros.
Allá donde vayáis, seguid practicando la hospitalidad.
Muchas gracias.