COMUNIDADES
VALENCIA
En 1588, el P. Elías de San Martín vino a Valencia acompañando a las monjas.
Ntra. Sra. del Carmen
31 de julio de 1588
Alboraya, 33, 46010, Valencia, Valencia
96 360 67 57
BREVE HISTORIA
El Ayuntamiento de Valencia se hizo cargo de la iglesia de San Juan de la Cruz en virtud de una permuta efectuada el 23 de julio de 1944 con el arzobispado, por la cual el Consistorio cedió cuatro solares para edificar las nuevas parroquias de Ntra. Sra. de Gracia, Ángel Custodio, Buen Pastor y Ntra. Sra. del Socorro. Tras varios intentos fracasados de dar otros usos al templo (Archivo general del Reino, Sala de audiciones, Museo, etc.) el Ayuntamiento optó porque siguiese dedicado al culto católico y así lo cedió, en virtud de otra permuta de solares, a la Comunidad de Carmelitas descalzos de Valencia (11 de noviembre de 1949).
Desde que estuvo en manos de los Carmelitas, una de las medidas fue detener la acción destructora del tiempo y de los elementos, más perjudiciales que la misma guerra. Fue necesario de modo inmediato retejar, reponer vidrieras y sanear el piso. A estas labores de aplicaron con la ayuda económica de la dirección general de Bellas Artes, de los fondos propios y de generosos donativos de amigos y simpatizantes.
La iglesia se abrió de nuevo al culto el 11 de mayo de 1953 con ocasión de la apertura solemne de la Asamblea de la Orden Tercera (Asociados seglares a la Orden del Carmen) y las primeras misas se dijeron el 31 de mayo del mismo año, que coincidió con la Fiesta de la Santísima Trinidad.
En 2019 se inició el proyecto para reformar la vivienda de los religiosos y trasladar a este edificio a la comunidad religiosa que vivía en la calle Alboraya, 33 en la misma Valencia
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EN PORTADA
Jueves Santo
Tarde misteriosa ésta del Jueves Santo. Una gran distancia parece instalarse entre Jesús y sus discípulos, a pesar de que están juntos y se preparan a cumplir el gran banquete de Pascua. Jesús está a punto de dar su vida, y -según el evangelio de Lucas- parece que el litigio sobre quién es el más grande entre los discípulos tuvo lugar precisamente durante esta última Cena (¡curiosa contradicción!). Jesús se da cuenta de que nadie (quizá solo Judas) ha comprendido la gravedad de la situación. En ese contexto solemne, litúrgico, Jesús realiza gestos llenos de significado: parte el pan, comparte el vino: «este soy yo» -dice- y pide a los suyos que repitan ese gesto hasta el final de los tiempos, en su memoria. Comen todos. Beben del cáliz, sin entender demasiado el lenguaje criptado del Maestro que hoy parece más cansado de lo habitual. Así comienza Jesús su Pasión. La sangre que mañana -Viernes Santo- brotará de sus heridas, se mezcla con este vino de hoy, signo de alianza eterna, de una vida y un amor llevados hasta el extremo. Lo importante es quedarnos con sus...