Hacía tres años desde el último encuentro del Carmelo Teresiano catalán y había ganas de recuperar esta jornada de fraternidad entre las diferentes familias vinculadas a la orden del Carmelo Teresiano que el año 2020 quedaron cortadas por la pandemia. Por eso hemos sido muchas las personas que hemos acudido a la cita en Tarragona. Con ésta, son ya veintidós las jornadas de reencuentro y la antigua Tarraco la tercera vez que nos acoge.
Además de un significativo número de laicos vinculados a nuestras comunidades, entre los cuales algunos miembros del Carmelo Seglar y del Carmelo Misionero Seglar, también han estado presentes representaciones más o menos numerosas de las Carmelitas Descalzas de Mataró, Tarragona y Terrassa; de las dos instituciones fundadas por el carmelita descalzo beato Francesc Palau, Carmelitas Misioneras y Carmelitas Misioneras Teresianas; algunas religiosas de las Carmelitas de San José, que este año celebran el 150 aniversario de su fundación por la hermana Rosa Ojeda; también algunas Carmelitas Teresas de San José, fundadas por la madre Teresa Toda y su hija Teresa Guasch; y religiosos de nuestros conventos de Barcelona, Badalona, Lleida y de la ciudad que nos ha acogido.
Durante la jornada, religiosa, fraternal y cultural, hemos tenido visitas guiadas divididas en pequeños grupos a la catedral, al Museo Bíblico y a la capilla de San Pablo del Seminario. La Eucaristía, acto central del día, se ha celebrado en la Iglesia del Carmen, conocida en la ciudad como “la Punxa” por la forma aguda de la cubierta del campanario. Ha sido presidida por el padre Ángel M. Briñas, prior del Santuario de Santa Teresita de Lleida, acompañado por los religiosos asistentes al encuentro.
La comida de hermandad ha sido servida en el colegio Mare de Déu del Carme de las hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas. Durante la sobremesa, el padre Varghese nos ha ofrecido una muestra de su habilidad con los juegos de manos con los que ha sorprendido a la concurrencia.
La jornada de fraternidad ha concluido en la capilla del mismo colegio, que alberga los restos del beato P. Francesc Palau i Quer, con unos momentos de reflexión y oración. Al finalizar, abrazos de despedida y promesas de reencuentro antes de regresar a nuestros hogares.
