Hace ahora un año, todas eran amenazas: un confinamiento nunca visto antes, una epidemia letal, no conocíamos los mecanismos de la nueva enfermedad… Se cumplieron los peores pronósticos, y nos vimos inmersos en el contagio: primero en unos, luego en otros fueron apareciendo la fiebre, la insuficiencia respiratoria, la hospitalización, la muerte.
Sin embargo, este año la primavera llega y todas son ilusiones: por fin parece que saldremos de este bucle de contagios y muertes, pues ya avanza la vacunación. Aunque solo Dios es nuestra esperanza, estas medidas sanitarias nos hacen concebir un horizonte sin peligro.
Ya en esta semana los más mayores reciben la segunda dosis; en la próxima, todos estaremos vacunados.
Oramos por todos los enfermos de nuestra Provincia.
Antonio Benéitez

