COMUNIDADES
ABIDJAN (Costa)
San José
16 de diciembre de 2000
Abidjan, 12, COTE D'IVOIRE, Abidjan
(225) 215 87 994
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- Casa de Formación - Estudiantes
BREVE HISTORIA
El convento de Abidjan es la segunda fundación carmelitana de nuestra Delegación africana. Actualmente es la casa de formación y estudio de nuestros estudiantes teólogos que se preparan para integrarse definitivamente en la Orden y ser ordenados sacerdotes. Está situado en un barrio de emigrantes en pleno crecimiento demográfico y urbanístico, con todas las posibilidades y problemas que ello conlleva. Desde la comunidad se atiende también una parroquia misionera y se cuidan numerosos proyectos sociales, pues el anuncio del Evangelio no es creíble sin la preocupación real por mejorar las condiciones de quienes lo escuchan.
Breve Historia:
Tras varios años de insistencia de las Carmelitas Descalzas de Grand Bassam (Costa de Marfil), y tal y como estaban los problemas políticos en la Delegación OCD del Congo, el P. Miguel Gutiérrez (Prov. de Castilla) llegó a Costa de Marfil a mediados de 1997 con la intención de preparar el terreno a los estudiantes de la República Democrática del Congo. Al año siguiente, y una vez tranquilizada la situación, los responsables de la Delegación decidieron abandonar el proyecto fundacional, con lo que la presencia del P. Miguel Gutiérrez adquiría una nueva orientación: se encargaría de preparar el terreno a la Provincia de Aragón-Valencia que desde hacía algún tiempo buscaba un sitio para ubicar el estudiantado en el África francófona. Así pues, el 20 de octubre de 1999, los padres Miguel Hernansáiz y Julio Almansa (superior y responsable de la formación, respectivamente) llegaron a Costa de Marfil y asumían esta nueva fundación en nombre de la Provincia de Aragón-Valencia. Las dificultades propias del momento y la inestabilidad política que se desató en el giro de unos meses hicieron que se retrasara el decreto de erección canónica, hasta el 16 de diciembre del 2000. La comunidad ha estado marcada desde el principio por dos grandes ejes de acción: la pastoral y la formación de los jóvenes carmelitas africanos.
Formación
Con la llegada de dos profesos simples a mediados de agosto de 2000 —que habían realizado hasta entonces sus estudios de filosofía en Camerún—y de otros dos postulantes al final de ese mes, se abría oficialmente el primer estudiantado de carmelitas africanos de la Provincia de Aragón-Valencia en Costa de Marfil. Su nuevo centro de estudios sería el UCAO (Universidad Católica de África Occidental), y se eligió como lugar de inserción el barrio de Gonzagueville, en el extrarradio de Abidján, la capital del país.
Parroquia
Vistas las exigencias pastorales y el progresivo desplazamiento de la población hacia las afueras de la capital, el Obispo, Mons. Paul Dacoury-Tabley decidió dividir en dos partes la gran parroquia de Port-Bouët y erigir otra en el barrio de Gonzagueville, que quedaba constituido sede de distintas capillas circundantes: Anani, Amamou, Sodepalm, CNRA, Traorekro, Agbabou, Venegosso y Mafible. Después de tres años de inserción pastoral y con el consentimiento del Vicario Episcopal de Abidján, se inauguró oficialmente la nueva parroquia el 24 de Junio de 2001, que Mons. Dacoury colocó bajo el patronazgo de San Luis Gonzaga, al mismo tiempo que nombraba al primer párroco: el P. Miguel Hernansaiz.
La comunidad ha estado marcada desde el principio por dos grandes ejes de acción: la pastoral y la formación de los jóvenes carmelitas africanos. El actual convento y casa de formación de los Carmelitas africanos se comenzó a construir en 2003 y no se concluyó su última parte, la capilla de la comunidad, hasta el año 2010. Ahora es una hermosa realidad y un lugar de acogida para los Carmelitas que viven o visitan esas tierras. La principal obra social de la comunidad se centra en la Casa Hogar Betania que acoge a niñas sin familia o sin medios para darles un hogar y una formación que les posibilite poder abrirse camino en la vida.
EN PORTADA
«Para esto he venido, para ser testigo de la verdad»
En la fiesta de hoy Jesucristo es proclamado Rey y señor del universo, lo que incluye proclamarlo en este tiempo que compartimos, para cerrar las celebraciones de un año más recorrido tras sus pasos, en su compañía. Si el domingo pasado la Palabra de Dios nos dejaba vislumbrar al Hijo del hombre que vendría sobre las nubes sobre el escenario del fin del mundo que conocemos (primera lectura), hoy nos pone delante de este juicio que ya ha comenzado y continúa y que como todo lo que hace Dios es seguro y definitivo. Jesús da testimonio ante Pilato que Él es el rey y señor de todo lo creado y que ha venido, encima, a redimirlo. Es decir, es el Rey porque fue el Creador, el Hijo mismo de Dios, imagen sobre quien se que modeló este mundo; pero también es Rey porque cuando ese proyecto se estropeó por el pecado de los hombres, no nos abandonó sino que volvió en la humildad de nuestra carne para rehacer, desde dentro, todo lo que estaba mal. El Evangelio nos recordaba como Jesús mismo describe ante Poncio Pilato qué es realmente su reino y lo que nos interesa: cómo participar...