«Éste es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo»

15 Mar 2025 | Evangelio Dominical

El segundo domingo de Cuaresma contemplamos y celebramos este hermoso relato de la Transfiguración. Jesús tomó consigo a sus discípulos más cercanos –Él como hombre, como cada uno de nosotros, prefería a algunos pues ley de vida ley de la carne– y los llevó consigo a este monte «para orar». Un gesto que Jesús hacía a menudo, según los evangelios, pasaba con su Padre buena parte de la noche. Lo que cambia en esta ocasión es que se hace acompañar de estos discípulos escogidos. Y es durante este encuentro con su Padre dice el texto que «el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor». Y no fue eso lo único sorprendente y maravilloso: también se dejan ver con Jesús los mismísimos Moisés y Elías que están hablando con Él acerca «de su éxodo», del fin de su misión «que iba a consumar en Jerusalén». Se trata de una «teofanía», es decir, una manifestación de Dios, con todas las de la ley. Así lo dice lo contemplado y la misma actitud de los discípulos «que se caían de sueño» pero se espabilan para ver la gloria de Jesús y quienes hablan con Él. La reacción natural es proteger aquel momento y alargarlo («haremos tres tiendas») pero aún había más: como en las grandes teofanías se manifiesta la misma voz de Dios, si bien oculta su presencia por una nube, y señala a su Maestro como su Hijo, el elegido, y les pide y manda escucharlo. Los tres discípulos han sido hechos testigos del misterio que está presente pero oculto en Jesús. De momento callan, realmente no saben que ha pasado pero llegará el tiempo en que entiendan y den el testimonio que nos ha transmitido a nosotros el Evangelio: que Jesús, su Maestro, es el Hijo de Dios y está aquí para hacer realidad el compromiso sagrado de la alianza del que nos hablaba la primera lectura. A Abrahán y los padres les fue prometida la amistad de Dios, que Él restauraría su condición, repararía su vida y naturaleza oscurecidas por el pecado y toda la historia de desobediencia humana. El texto anunciaba que Dios mismo asumiría el coste de esta restauración y por eso Jesús dialoga con Moisés y Elías, artífice de la alianza y su sostenedor mediante la palabra viva profética. Cumpliendo la palabra, Jesús tendrá que atravesar la oscura muerte para manifestar y transmitir la vida verdadera y para siempre a sus hermanos los hombres a cuya naturaleza se ha unido. Para hacer efectiva esta restauración, cada hombre debe escuchar -obedecer- al Hijo como antes se obedecía a Dios, y caminar tras sus pasos hasta vencer el pecado y la misma muerte.

Primera lectura: Gén 15, 5-12. 17-18

Segunda lectura: Flp 3, 17 – 4, 1

Evangelio: Lc 9, 28b-36