«Este enseñar con autoridad es nuevo»

27 Ene 2024 | Evangelio Dominical

Tras el anuncio primero y programático (‘convertíos y creed el Evangelio porque se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios’) y llamar a los primeros discípulos, Jesús comienza a mostrar que significa esta llegada efectiva del reino. Comienza su predicación en la sinagoga, donde se vivía de ordinario el culto judío, no va por su cuenta o da por hecho el rechazo de los suyos. De nuevo, continuidad y respeto a la alianza. Pero ahí terminan las complacencias: Jesús habla con autoridad propia, no con la recibida de otro maestro. Lo que dice -y lo que hace- le sale de dentro, de quién es realmente. El es el Profeta anunciado en la primera lectura, el nuevo Moisés que transmite la verdadera Palabra de Dios pero iremos viendo que hay mucho más. Allí mismo surge la ocasión para mostrar el alcance de esta autoridad: sentado allí, escuchando la predicación de los rabinos hay un endemoniado, un hombre con un ‘espíritu inmundo’, alguien afectado por un mal espiritual, dominado por él. Este hace algo más que admirarse de las palabras y la autoridad de Jesús: el mal espíritu que lo habita y disminuye reconoce en Jesús a qui n ha venido a acabar con el y los suyos porque es el Consagrado por Dios para ello, para expulsar todo lo que oprime al hombre. Jesús le manda que se calle y que salga del hombre, lo expulsa de modo efectivo mostrando el verdadero alcance de su palabra y de su autoridad. El hombre con el espíritu inmundo es liberado y queda claro para todos que algo nuevo ha sucedido: se ha manifestado un Profeta cuya palabra tiene autoridad propia y poder para sanar y liberar. Manda a los espíritus inmundos y le obedecen, actúa de modo efectivo con el poder -espiritual- de Dios contra todo poder espiritual que someta y degrade al hombre. No se podía decir entonces ni más alto ni más claro: ha comenzado la salvación, la redención de todos los oprimidos por el mal.

Primera lectura: Deuteronomio 18, 15–20

Segunda lectura: 1Corintios 7, 32-35

Evangelio: Marcos 1, 21-28