Nuestros mártires: Jaime de Santa Teresa

4 Mar 2025 | Actualidad

Jaime Gascón Bordás nace en Forcall (Castellón) el 25 de julio de 1886. Sus padres, Manuel Gascón y Josefa Bordás, tienen también una hija. Apenas hay datos de su infancia. Sólo sabemos que  a los 11 años ingresa en el seminario menor de la diócesis y cumplidos los 16 pasa al Carmelo Descalzo. Toma el hábito en el Desierto de las Palmas y hace allí mismo la profesión religiosa el 12 de marzo de 1903. Una vez concluidos los estudios de filosofía en Burriana y de teología en Valencia recibe la ordenación sacerdotal en Zaragoza en 1909. Su primer destino es la comunidad de San Clemente (Cuenca). Tras una corta estancia en esta villa manchega retorna al Desierto de las Palmas.

Visita Barcelona en 1914 para tratarse de sus problemas de visión. Se siente mejor atendido en esta ciudad. Esta situación provoca un cambio en su vida que le hace tomar la decisión de pasar a la provincia de San José de Cataluña en 1918. En Barcelona comienza nueva etapa en su vida. 18 años de entrega a las almas. No cambia de convento desde que se incorpora a su nueva provincia carmelitana. Tiene como misión instruir a los estudiantes carmelitas descalzos en materias de teología dogmática y moral. No por ello deja de lado la atención espiritual y confesiones en la iglesia conventual.  Tiene que cuidarse bastante porque es diabético.

El crítico día 20 de julio de 1936 al salir del convento recibe varios golpes hasta caer al suelo con heridas considerables. Seguidamente lo arrastran y lo llevan hasta un coche policial; allí le dan un disparo, pero no muere en el acto. Lo trasladan al cuartel general, pero dado que las heridas sangran mucho, lo llevan al hospital militar.

Estremece lo que sucede durante la agonía del P. Jaime. Lo relata un capellán castrense, José María Vives. Leamos un resumen de lo publicado:

“El lunes días 20 de julio fue traído, gravemente herido, el Padre Jaime de Santa Teresa. Se le dejó tendido en un jergón de paja, en uno de los extremos de la sala en que nos encontrábamos presos: lo había traído hasta allí el comandante Recas, de la guardia civil, que para ello había expuesto su vida. Días después, estando [Recas] en “el Uruguay”, en una de aquella fatídicas noches, lo sacaron para asesinarlo. El P. carmelita iba perdiendo sangre por las dos heridas, una en el muslo y otra en el pecho. Me ofrecí para ayudarle en aquel trance, diciéndole que yo también era sacerdote. Me hizo señas para que me aproximara. Yo con una rodilla en el suelo, inclinando mi cuerpo hacia el suyo y acercando todo lo posible mi oído a su boca, para ahorrarle esfuerzos y no revelar el secreto, oía su confesión. Cuando momentos después de pie a su lado, trazaba en el aire la cruz mientras le daba la absolución, había un silencio que invitaba a la reflexión. Inmediatamente después me arrodillaba al lado del moribundo herido y le hacía confesión de mis pecados. Nuestras vidas pendían de un hilo que podía romperse en cualquier momento. Aquel religioso fuer conducido al hospital. Muchos oficiales que habían presenciado la mutua confesión de los dos sacerdotes, aprovecharon la ocasión para acudir al Tribunal de la Misericordia Divina y pedir perdón de sus pecados. Infinitos medios tiene Dios para desbaratar los planes de sus enemigos…”.

Tiene heridas en la cabeza, en el vientre y en una pierna. Además es diabético. En el hospital recibe buena atención por parte de los médicos. Nadie se atreve a visitarlo excepto la familia Tanganelli. Durante una de las visitas de Ángel, el hijo de esta familia, sufre un colapso y entrega su alma a Dios en los brazos de este joven. Gracias a esta familia el 28 de julio tiene lugar un entierro solemne y recibe sepultura en el cementerio de Sarriá. Es el único mártir del grupo de Barcelona con sus restos localizados.

Si alguien recibe gracias por medio de su intercesión o quiere aportar información o testimonios sobre el P. Jaime de Santa Teresa puede escribir al correo electrónico: santidadenelcarmelo@gmail.com

¡Beato Jaime de Santa Teresa, ruega por nosotros!