Salutación a la Virgen. Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón; mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Oración inicial. Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos celebramos el tercer día de esta novena en su honor que, guiados por su ejemplo y protección, crezcamos en la fe, la esperanza y la caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO, perfúmanos en el alma y en el cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. Dios te salve, María…
ESTRELLA DEL MAR, conduce nuestra barquilla en el mar de la vida hasta que lleguemos a las playas luminosas de la patria celestial. Dios te salve, María…
REINA DEL CIELO, que un día gocemos de tu compañía en la eternidad y proclamemos contigo la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. Dios te salve, María…
(Pídase la gracia que se desea alcanzar)
Letanías
Santa María, madre de Dios y madre nuestra, ruega por nosotros.
Zarza ardiente, ruega por nosotros.
Tabernáculo del Altísimo, ruega por nosotros.
Arca de la Alianza, ruega por nosotros.
Sede de la Sabiduría, ruega por nosotros.
Ciudad de Dios, ruega por nosotros.
Puerta Oriental siempre abierta, ruega por nosotros.
Fuente de Agua Viva, ruega por nosotros.
Aurora de la salvación, ruega por nosotros.
Madre y hermosura del Carmelo, ruega por nosotros.
– Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
– Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración final. Virgen María, madre y hermosura del Carmelo, estrella del mar, en esta novena acudimos a ti implorando tu amparo. Madre de Dios y madre nuestra, dirige tu mirada a todos los que invocamos tu auxilio, escucha nuestras plegarias y enséñanos a servir a Jesús con corazón sincero, como hiciste tú. Madre de misericordia y refugio de los pecadores, intercede por nosotros ante tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Blanca flor del Carmelo, / vid en racimo,
celeste claridad, / puro prodigio
al ser, a una, / Madre de Dios y Virgen:
¡Virgen fecunda!
Madre, que florecida / del Enmanuel,
atesoras intacta / la doncellez;
estrella, guía / de los rumbos del mar,
sénos propicia.
– Ave María Purísima.
– Sin pecado concebida.