El pasado 12 de octubre , la Parroquia de San Juan de la Cruz de Zaragoza volvió a rendir homenaje a la Virgen del Pilar, uniéndose con devoción y gratitud a la tradición que recuerda su venida en carne mortal a la ciudad para alentar al apóstol Santiago.
Según la tradición, la Virgen no llegó acompañada de truenos ni relámpagos, sino con un signo humilde y firme: un pilar de jaspe, una piedra que no era solo materia, sino promesa; una columna que no era solo símbolo, sino certeza. Sobre ella se levantó la esperanza de generaciones de creyentes que siguen encontrando en María consuelo y fortaleza.
La comunidad parroquial celebró la Misa Solemne, y al finalizar, tuvo lugar una íntima ofrenda de flores ante la imagen de la Virgen, signo de amor y confianza de los fieles que cada año se reúnen para honrarla.
Este gesto sencillo, vivido en clima de oración y fraternidad, quiso ser también un acto de agradecimiento y consagración a María, recordando su constante presencia y protección sobre todos los que se acogen a su intercesión.
“Nuestra Parroquia de San Juan de la Cruz, como cada año, se suma a esta muestra de amor hacia Ella, que siempre nos cuida y nos protege.”