La palma entre las manos

14 Nov 2024 | Actualidad

El Carmelo Descalzo hoy está de fiesta, una gran fiesta, la de Todos los santos carmelitas. El día 1 celebramos a Todos los santos de la Iglesia. Hoy ponemos la mirada en todos los santos que han llevado el hábito de la Virgen del Carmen y desde el cielo interceden por nosotros. Lo expone con mucha fuerza el inicio del himno de vísperas:

Cantamos vuestro triunfo, Carmelitas celestes,

soldados valerosos de Cristo coronados,

que limpios de las tristes, pesadas armaduras,

inmarcesiblemente pobláis los altos campos.

Entre todos ellos no podemos olvidar a los mártires, esos  hermanos nuestros que entregan su vida, derraman su sangre y buscan la unión y el perdón a todos, como Cristo en la cruz. Si seguimos rezando el himno de vísperas nos unimos a ellos:

¡Mártires, escuadrones de mártires purpúreos;

las bocas entreabiertas, la palma entre las manos!

¡Cuántos carmelitas han ofrecido su vida como mártires de Cristo!

¡Qué herencia nos han dejado!

¡Cuánta ayuda tenemos en el cielo!

Ante ello surge una pregunta: ¿los conocemos? ¿sabemos cómo se llaman, dónde han vivido, qué han dejado por escrito, qué obras llevaron adelante, dónde se encuentran sus venerables cuerpos?

Y antes una aclaración, la mayoría sufren el martirio en España. A ellos vamos a acudir. A esos hermanos de nuestra Provincia que son beatos mártires o que todavía están en proceso de beatificación. Son muchos, más de 80. Además aquellos que ya están beatificados tienen un día para recordarlos de manera especial y celebrar su fiesta, el 4 de mayo.

Es bueno que empiecen a sonarnos el Beato Lucas de San José y compañeros mártires de Cataluña, el Beato Eusebio del Niño Jesús y compañeros mártires de Toledo, el Beato Eufrasio del Niño Jesús de Oviedo, el Beato Pedro Tomás de la Virgen del Pilar y sus compañeros mártires aún en proceso, el Hermano Maximino de la Virgen del Carmen de Burgos y el P. Joaquín de la Sagrada Familia y compañeros de Madrid. Asimismo tenemos carmelitas descalzas mártires. Son 4 y están beatificadas: las Beatas María Pilar de San Francisco de Borja, Teresa del Niño Jesús y María Ángeles de San José de Guadalajara y la Beata María Sagrario de San Luis Gonzaga de Madrid.

Es también importante recordar que el pasado día 6 celebramos la memoria de los mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España. Así que tenemos la suerte de poder celebrar su fiesta por partida doble, en mayo y en noviembre. Las carmelitas tienen sus días propios asignados, las Beatas de Guadalajara el 24 de julio, día de su martirio, y la Beata María Sagrario el 16 de agosto, el día siguiente a la Asunción que es cuando es asesinada en la pradera de San Isidro en Madrid. A todo ello se suma que en cada lugar de nacimiento o de martirio se suele honrar a cada mártir de manera local en la iglesia donde recibe el bautismo o en el convento donde termina sus días como mártir.

Son historias para conocer, para difundir, para ayudar a crecer en nuestra vida espiritual y que nos demos cuenta de la riqueza que se esconde en esa pléyade santa de testigos de Cristo que mueren por ser hijos de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, o dicho de otra manera, por ser frailes y monjas. Este es su delito; haber dicho sí a Dios de un modo tan especial. Al ser reconocidos como tales sufren el martirio. Dejan las calles regadas con su sangre y al mismo tiempo un testimonio de vida que no se puede olvidar.

Por ello damos inicio a la presentación de nuestros mártires en este medio. Cada mes conoceremos a uno de ellos. No hay prisa. Sabemos que son muchos. En primer lugar aparecerán los que ya están beatificados y más tarde los que están en proceso. Lo importante es tener ganas de entrar a fondo en sus vidas y en los escritos que algunos nos dejan. Un auténtico regalo para vivir con la alegría de saber que tenemos muchos mártires que interceden por nosotros y que son parte de nuestra familia, la del Carmelo Descalzo que en este día celebra a todos sus santos entre los que se encuentran los que llevan la palma entre las manos.

P. Rafael Pascual Elías, ocd