El pasado fin de semana del 17 al 19 de Febrero se reunían los Grupos de Contemplación de las ciudades de Madrid, Murcia y Caravaca de la Cruz en nuestra casa de Toledo. Se trata del encuentro anual que estos grupos realizan y que sirve para ser cauce de fraternidad, comunión y familia.
Un total de más 40 personas llegaban el viernes y tras los saludos y la cena, una vigilia de oración compartida cerraba el día después de un largo viaje. Los Laudes animados por la comunidad de Toledo servían de arranque de una jornada intensa de experiencias teresiano-sanjuanistas. Lo primero: una visita guiada por los lugares teresianos de la ciudad. Una ruta amenizada por el P. Tito, donde disfrutamos de historia, tradición y buen humor… Con frío en los pies pero con el corazón en llamas celebramos la Eucaristía donde éramos invitados a subir al Tabor, con la confianza puesta en El, para ser testigos del amor de Dios en las llanuras de nuestras actividades diarias. Después de la comida y el descanso, el P. Amando nos ayudaba a reflexionar el objetivo y la finalidad de los grupos de Contemplación, metodologías y formas para que nuestros grupos sean cauces de comunión y camino en la vida. Tras la reflexión del P. Amando Cantó pudimos orar largamente en una vigilia sencilla pero cargada de momentos contemplativos y de compartir. Aunque el tiempo estuvo algo lluvioso no impidió que, de nuevo, el P. Tito nos hiciera por la noche, una ruta Sanjuanista por los lugares de Toledo.
A primera hora del domingo nos reunimos en la Iglesia conventual para hacer los salmos de alabanza y después de desayunar fue el P. Pascual Gil quien nos introducía el sentido del compartir en los grupos de Contemplación. Tras una breve exposición y un tiempo de reflexión personal expusimos libremente qué significa para cada uno los grupos de Contemplación, qué esperamos, y qué aportan a nuestra vida. Un tiempo bien aprovechado para escucharnos y conocernos un poco mejor.
Con la Eucaristía en la Iglesia y unidos al pueblo de Dios que venía a celebrar el día del Señor terminamos esta magnífica convivencia que nos ha ayudado a sentirnos más parte del Carmelo Descalzo de santa Teresa y san Juan de la Cruz. Saber que no estamos solos en esta empresa y a seguir caminando como “amigos fuertes de Dios”.
