la Basílica de la Anunciación de Alba de Tormes ha acogido la Eucaristía de la Octava de Santa Teresa de Jesús, una de las celebraciones litúrgicas más significativas dentro de las fiestas teresianas.
La misa ha sido presidida por el P. Francisco Sánchez Oreja, Superior Provincial de los Carmelitas Descalzos, quien en su homilía ha centrado su reflexión en la esperanza cristiana como virtud que ilumina el camino de la fe y sostiene la vida de quienes confían en el Señor.
Inspirándose en las palabras de la Santa en el Libro de la Vida, el P. Francisco recordó que Teresa escuchó del mismo Cristo la promesa: “No hayas miedo, hija, que Yo soy y no te desampararé”, un mensaje que hoy sigue alentando a los creyentes a no dejarse vencer por el temor y a mantener la confianza en Dios.
“La esperanza no es una espera pasiva”, señaló, “sino una fuerza que impulsa a caminar, a levantarse cada día y a mirar el futuro con fe. El cristiano no avanza hacia el vacío, sino hacia el encuentro con el Dios de la vida.”
El celebrante invitó también a vivir este tiempo como una preparación para el Año Jubilar 2025, cuyo lema es “Peregrinos de la Esperanza”, recordando que “no hay verdadero testimonio cristiano si no se traduce en gestos de amor y entrega”.
“Las ideas terminan siendo problemáticas; solo el amor no es un problema para quien lo vive”, afirmó durante la homilía.
La jornada concluirá esta tarde con la tradicional procesión de clausura, en la que la imagen de Santa Teresa de Jesús —expuesta durante toda la semana en la Basílica— regresará al convento de las Madres Carmelitas Descalzas, donde permanecerá de nuevo en clausura.
Un año más, la Octava de la Santa ha sido vivida en Alba de Tormes como una expresión de fe, gratitud y esperanza compartida, en el lugar donde Teresa de Jesús entregó su vida al Señor.