«Les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia»

17 Jun 2023 | Evangelio Dominical

Volvemos hoy al tiempo «ordinario», retomamos el Evangelio que nos acompaña este año que es el de Mateo, el primero en el orden del canon, en el uso de la iglesia. En el fragmento de hoy se nos recuerda cómo Jesús comienza a consolidar su misión, como dándose cuenta de que lo que tiene entre manos no se va a hacer en su tiempo y será precisa una comunidad, una iglesia que viva y transmita lo que él inaugura y fundamenta para siempre. Esta es la dinámica de la alianza, el modo de intervenir de Dios en la historia (primera lectura): el Señor mismo revela a Moisés, en el Sinaí, las condiciones de lo que tiene que ser la alianza. Esta se hace, se pacta sobre lo obrado por el Señor en favor de aquellas personas, prefiriéndolos y trayéndolos a este punto. Esto ha sido la preparación, el prólogo histórico para establecer la verdadera relación, la que tiene que durar y que se funda en la escucha y guarda de los mandamientos que constituyen la alianza. Esta comunión progresiva de vida convierte a estas personas en el pueblo de Dios, pueblo elegido personalmente por Él, nación de sacerdotes, nación santa. No se puede decir más con menos palabras: se revela la meta de la revelación e intervención de Dios que no es otra que el llegar a compartir la misma vida y ser de Dios (santidad) que significa también la comunión o fraternidad verdadera entre los hombres. En el Evangelio, Jesús trata de lo mismo. El objetivo divino se mantiene y Él no ha venido a destruir ni abolir sino a dar cumplimiento (Mt 5,17), a hacer realidad en la vida concreta y de todos los planes de Dios. Él dedica toda su vida y esfuerzos a ello, a enseñar la verdad y a mostrar cómo es posible, pues Dios mismo le respalda tanto a Él como a quienes le escuchen y le creen y obran como obraba Jesús. Perpetuar este cumplimiento, que tiene que atravesar la historia, es la razón de la elección de los doce apóstoles, núcleo de las nuevas doce tribus del nuevo pueblo de Dios que puede acoger a todos los hombres. Jesús no solo quiso su iglesia, sino que dedicó su vida y sus esfuerzos a constituirla, fundarla sobre su propia vida y entrega y la llamada de estos hombres con la misión de acoger a todos e irles entregando la enseñanza y la entera obra de Cristo. Hoy como entonces, si levantamos la vista de nuestros asuntos y problemas, veremos también muchísimas ovejas sin pastor, por doquier, personas confundidas o directamente engañadas por ideologías y falsas religiones, cada vez más inhumanas. Por eso el primer mandato de Jesús sigue siendo válido y vigente: proclamar la presencia del reino y para ello, curar, resucitar, desenmascarar y expulsar todos esos demonios. Y todo eso debe hacerse gratis, pues gratis lo hemos recibido. Lo más valioso es siempre lo que se ha recibido sin mérito aunque luego sea precisa la entrega de toda la vida para hacerlo fructificar, para que sea salvación y sentido para los demás.

Primera lectura: Éxodo 19, 2-6a

Segunda lectura: Romanos 5, 6-11

Evangelio: Mateo 9, 36-10, 8