En el principio existía el Verbo

31 Dic 2021 | Evangelio Dominical

Este año las fiestas parece que se amontonan, puesto que ayer cerrábamos la Octava de la Navidad con la Solemnidad de María, Madre de Dios, y hoy, en este segundo domingo, las lecturas conectan directamente con el día de Navidad y con la gran tradición bíblica y la gran Tradición de nuestra iglesia en occidente. Se trata de la revelación del misterio divino que se hace presente en la encarnación que ha traído al Verbo o Palabra Viva de Dios en nuestra realidad humana. En la entraña de esta experiencia y esta reflexión está la Sabiduría divina (primera lectura), a la vez revelación y atributo divino que en cierto modo se “personaliza” en el trabajo de los sabios de Israel que saben extraer tanto de su fe como de la realidad cómo está hablando o manifestándose el mismo Dios de la Alianza. En este texto, de hecho, la Sabiduría “se alaba a sí misma”, esto es, habla y se manifiesta en medio de la asamblea, acerca de ella y sus obras y recibe las alabanzas y el reconocimiento del pueblo creyente. Pero los evangelistas y teólogos cristianos comprendieron a esta luz, entre otras, la verdadera realidad de Jesús, el Mesías. Él era la Palabra viva de Dios, su Verbo eterno, que comparte con Dios su misma sustancia o naturaleza. Existe y es “en el principio”, junto a Dios, siendo Dios. Como tal Verbo fue el motivo de la creación y estuvo presente así en nuestro origen. El Verbo Eterno era luz pero nunca se impuso, al contrario, necesita siempre ser acogido como tal. Este texto no es una especie de poema mítico o de alabanza sino histórico: la luz verdadera, que brilla por sí misma, no fue conocida. Más aún: fue rechazada por “los suyos”, por quienes habían recibido la Alianza y le esperaban o eso decían.

Aunque justo ahí se inserta la Buena Noticia: ayer, hoy, siempre “a cuantos le recibieron les dio potestad de ser hijos de Dios”, un don que es independiente del querer del hombre o de la sangre o la Ley, es pura Gracia y Verdad como el mismo Verbo. Sin duda que no hay mejor modo de anunciar todo lo que el Evangelio después revela sobre la acción histórica de esta Gracia y la manifestación de esta Verdad. Todo lo que sucede, todo lo que vivimos está en estrechísima relación de sentido, de luz, de carne y sangre con Dios mismo. De su seno vino su Verbo para ser nuestra luz y nuestra vida, para quedarse con nosotros hasta que pueda volvernos al seno de Dios, asumiendo cada una de nuestras vidas e historias.

Primera lectura

Segunda lectura

Evangelio