«Desde ahora serás pescador de hombres»

8 Feb 2025 | Evangelio Dominical

El Evangelio nos narra la Misión de Jesús que es comunicar y hacer presente la Palabra de Dios, que se cumple y hace vida en aquellos que la acogen y la escuchan. En el fragmento de hoy, vemos como, casi desde el principio, decidió, también, rodearse de un grupo de hombre, discípulos, seguidores, futuros Apóstoles con quienes llevar a cabo el encargo recibido de Dios. En este relato, el Evangelista, tomando los datos y hechos recibidos de la Tradición los dispone de modo que manifiesten el fondo de la situación, todo lo que en aquellos momentos estaba implícito en el hecho de que un Maestro, un profeta pasase de estar predicando a rodearse de un grupo que le asista y apoye y a quienes, en el futuro, poder confiar la misma Misión. En el relato todo surge como algo natural: Jesús está predicando, ve las dos barcas y se sube a una de ellas para poner algo de distancia frente a la multitud. Cuando ha terminado, le pide a Simón que haga lo hacen siempre: salir a pescar. Simón le responde que lo han hecho toda la noche sin lograr nada pero que, por su palabra lo harán de nuevo. Esta palabra de ahora se relaciona con la palabra pronunciada antes y que Simón, como los demás, han escuchado. Algo han percibido en lo escuchado que ahora los lleva a aceptar lo que Jesús les pide y que va contra su experiencia y hasta contra la lógica. Y, efectivamente, por esa palabra, obedeciendo la indicación de Jesús, obtienen una pesca fabulosa, unos frutos increíbles, especialmente si los comparamos con el frustrante trabajo de aquella misma noche. Ante este resultado, Pedro se da cuenta de que ante él hay Alguien que ha realizado un signo, que él, naturalmente, refiere a Dios. Aquel hombre que está ante él viene o tiene que ver con Dios y ante ello lo primero que ve, como cualquiera de nosotros, es su realidad de pecador y por eso se echa a los pies de Jesús y lo confiesa. El texto lo explica diciendo «que el estupor se había apoderado de él» y también de los demás, especialmente a Santiago y Juan, otros dos que estarán entre los primeros discípulos. Es una referencia a lo que sucede en las teofanías o manifestaciones, más o menos solemnes, del poder de Dios. El Señor se ha manifestado en este hombre y Jesús responde como el mismo Dios lo hace, por sí mismo o por medio de su mensajero: «no temas». Y añade algo que es el fundamento de toda la historia posterior: «desde ahora serás pescador de hombres». El dicho de Jesús establece, sobre la base de lo que ha sucedido y han contemplado sus ojos, esa pesca prodigiosa, una nueva vida para aquellos hombres. Se transforma lo que ya hacen, su vida de todos los días, su trabajo, sus relaciones, todo lo que son y tienen, al darle un nuevo fin. Ya no pescarán peces para vivir sino que pescarán hombres para salvarles. Todo lo que hacen y harán, y lo son y serán, contribuirá a la obra de Jesús que es salvar, redimir, sacar de las procelosas aguas del mundo a todo hombre que acepte ser pescado y rescatado. Todo lo dicho no es una cambio mecánico sino que depende, por supuesto, del conocimiento progresivo, de la cada vez más mayor identificación con el hombre, el enviado, el profeta, el Hijo de Dios que lo ha dicho y lo sostiene. Todo acto, todo gesto, cualquier rincón de la vida se transforma en luz y anuncio de salvación en el creyente que se mantiene fiel a Jesús, también en su vida concreta mediante la oración, la participación efectiva y convencida en la vida de la Iglesia, y especialmente en los Sacramentos y, sobre todo, haciendo verdad y realidad en la propia, cumpliendo, cada día, los mandamientos de Jesús.

Primera lectura: Is 6, 1-2a. 3-8

Segunda lectura: 1 Cor 15, 1-11

Evangelio: Lc 5, 1-11