«Anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo»

22 Jul 2023 | Evangelio Dominical

Con las parábolas, Jesús señala, muestra, explica, cómo actúa Dios, tras la irrupción del reino en su persona. Todo ha cambiado y, ahora, además, lo podemos conocer porque Jesús lo revela, lo explica, aunque como todo lo divino que es misterioso, solo hasta cierto punto. Se trata de una intervención real, de una presencia comprobable y siempre positiva (primera lectura). El poder de Dios, creador de este mundo, siempre se ha responsabilizado de sus criaturas, cuidando de todo lo traído a la existencia y protegiéndolo. Se trata de un «poder total» que se manifiesta en la fidelidad y que se convierte en perdón, en redención, en la medida en que va siendo necesario. Jesús explica que este poder que irrumpe convive, no obstante, con otros poderes, de este mundo y también del «enemigo». Como señala la parábola, el buen fruto crece y convive con el malo, y esto ha de ser así pues con nuestros recursos, humanos siempre, es preferible no arrancar del mal de raíz por el riesgo de dañar también, en el proceso, el buen fruto. No se dice con esto que no haya que discernir o que todo sea igual, trigo o cizaña; al contrario: en su momento, el mal fruto, como el mal árbol que lo ha producido, sí que será arrancado de raíz y arrojado al fuego de la completa inexistencia. Y es necesario discernir porque, precisamente, tienen que convivir pero a cualquier bien observador y conocedor de la verdad del Evangelio se le revela lo que es cizaña para que, aun conviviendo, se aparte de ella y se ande con cuidado. Las otras dos parábolas hablan de cómo ese poder es fuerte, capaz de crecer y dar vida y apoyo a esta, pero como, también, esta fuerza está oculta. Digamos que la fuerza del reino es mucho más de lo que parece, que está ahí, que actúa donde tiene que hacerlo, huyendo de lo espectacular y propagandístico en favor de lo real y de lo que dura porque es sostenido por la misma fuerza de Dios. Sin duda, se trata de un mensaje que tenemos que escuchar especialmente en estos tiempos que vivimos, ni mejores ni peores que otros, pero los nuestros. Por un lado, parece que cada vez más gente duda de la fuerza y capacidad de la intervención divina aunque aquellos que le dan una oportunidad, que se fijan y exponen a su influencia, perciben su acción, especialmente en la misericordia, el perdón, su inquebrantable fidelidad. Y también hoy vemos crecer por doquier muchos tipos de cizaña, incluso hasta algunos que se creían extinguidos. La mentira y la manipulación crecen junto a la verdad y la luz, y no hay forma de evitar que así sea, no hay forma de extirparla pero es preciso combatir siempre el error, la ambigüedad, la maldad de quien intenta hacer pasar la mentira por verdad o por la medio verdad. Jesús reitera que las parábolas anuncian y señalan lo secreto desde la fundación del mundo y que ahora ha aparecido en Jesús. Y lo que afirma también es que las mismas parábolas son revelación verdadera de este secreto y que en ellas, con fe, con conocimiento de Cristo, vamos conociendo y reconociendo lo que realmente está sucediendo: como Dios actúa en Cristo para sostener, perdonar, redimir, dar vida en este tiempo que aun tenemos para vivir y para cambiar, antes que Él vuelva y solo quede la verdad y la vida en su presencia.

Primera lectura: Sabiduría 12, 13. 16-19

Segunda lectura: Romanos 8, 26-27

Evangelio: Mateo 13, 24-43