María, Reina y Hermana del Carmelo

12 Jul 2025 | Aventuremos la Vida

En este sexto día de nuestra novena, contemplamos a María como Reina del Carmelo, pero una reina cercana, sencilla, silenciosa; una reina que camina con nosotros como madre, como hermana, como compañera de ruta.

Para los primeros carmelitas del Monte Carmelo, María era “la Señora del lugar”. Vivían bajo su amparo, le ofrecían su vida y buscaban imitarla en su humildad, su fe y su entrega. Por eso no es extraño que la tradición carmelitana la invoque con un triple título lleno de ternura: Reina, Madre y Hermana.

La grandeza de una Reina que sirve

La realeza de María no es de poder o dominio, sino de amor y servicio. Es reina porque ha sabido obedecer, porque ha sabido amar más que nadie. Su trono es el corazón de Dios, su cetro es la humildad, y su corona es el amor con el que acoge a cada uno de sus hijos.

En el Carmelo, María reina desde la sencillez. Es la primera discípula del Señor, la que mejor ha comprendido su Evangelio. Por eso, más que imponerse, nos inspira, nos protege, nos guía. Reina porque es madre, reina porque es hermana.

Reina del Carmelo, modelo para los consagrados

Los carmelitas, tanto frailes como monjas y laicos, miramos a María para aprender a vivir una consagración radical al Señor. Ella nos enseña a ofrecerlo todo con generosidad, a confiar incluso en la noche, a perseverar cuando no se entiende el camino.

Santa Teresa invitaba a sus hijas a parecerse a la Virgen en “alguna cosita”, sabiendo que la santidad no está en las grandes hazañas, sino en una vida vivida con amor en lo pequeño, en lo oculto, en lo fiel.

Oración del día

Virgen del Carmen,
Reina humilde del Carmelo,
tú que caminas con nosotros como hermana y madre,
enséñanos a vivir como tú:
abiertos a la Palabra, disponibles al servicio,
fieles en la noche y en la luz.
Reina en nuestros corazones,
para que en todo busquemos a Cristo
y llevemos su luz a quienes más lo necesitan.
Amén.