Madre, Reina y Hermana del Carmelo

16 Jul 2025 | Aventuremos la Vida

Hoy, el Carmelo entero —frailes, monjas, laicos y tantos fieles devotos— se reviste de fiesta para celebrar a su Madre y Patrona, la Santísima Virgen del Carmen. Esta solemnidad, profundamente enraizada en nuestra espiritualidad, no es solo memoria litúrgica, es experiencia de familia: la Virgen nos acoge, nos guía, nos protege y nos enseña el camino hacia Cristo.

La Virgen del Carmen no es solo la figura celestial a quien dirigimos nuestras súplicas. Es también la Madre cercana que camina con nosotros, que nos acompaña en la lucha diaria, que intercede sin cesar ante su Hijo, y que inspira a generaciones de creyentes a vivir con más fe, esperanza y caridad.

Un signo de alianza

En este día renovamos con alegría el sentido profundo del escapulario, ese pequeño signo que tantos de nosotros llevamos con gratitud. No es un amuleto, sino una alianza de amor, un compromiso mutuo: María se hace presente en nuestra vida, y nosotros nos consagramos a vivir como ella vivió: abiertos a Dios, atentos a los hermanos, fieles en el camino.

El escapulario nos recuerda que estamos bajo su manto, y que nada hemos de temer si caminamos con ella.

Como Teresa y Elías

En este día bendito, evocamos también a nuestros grandes referentes: el profeta Elías, que supo escuchar a Dios en el silencio del Carmelo, y a Santa Teresa de Jesús, hija fiel de la Virgen, que fundó y reformó bajo su amparo. Ambos vivieron con radicalidad el deseo de pertenecer a Dios solo, y vieron en María la compañera perfecta en ese camino.

Que el ejemplo de ambos nos anime a vivir una fe más ardiente, una oración más profunda y un amor más entregado.

Oración para la solemnidad

Virgen del Carmen,
estrella del mar en nuestras noches,
Señora del monte en nuestra subida,
Madre en nuestro hogar del alma,
guíanos hacia Cristo,
consérvanos bajo tu manto,
enséñanos a orar, a servir, a amar.

En este día de fiesta,
nos consagramos a ti una vez más,
con corazón agradecido y confiado.

Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.