El domingo pasado, tuivmos, en la Misa parroquial, una celebración parroquial de Pascua, en la que la comunidad parroquial acompañó a los niños y jóvenes que están en catequesis, y que dieron un paso adelante en su iniciación cristiana:
– Los niños que el año próximo recibirán la Primera Comunión, al término de este año de catequesis (el 2º), recibieron el Evangelio (un "Nuevo Testamento" adaptado a ellos)
– Los niños de Postcomunión, recibieron la Biblia
– Los jóvenes que se confirmarán el año próximo, recibieron la cruz.
– Y una de estos jóvenes, de 14 años, recibió el Bautismo y la Primera Comunión. Esto fue, claro, lo más destacado.
Después de la Misa, pasamos al salón de actos, donde se había puesto un mural con los diversos grupos de la parroquia, y una Virgen del Pilar a la que cada uno podía ofrecer una palabra. Y al jardín, donde tomamos algo juntos, mientras conversábamos.
Ha sido una celebración hermosa, expresión de la vida de la parroquia, en la que se va haciendo presente la vitalidad del Resucitado.
Y también ha sido hermosa por la forma organizarse. Una catequista de confirmación, en la última reunión del Conejo Parroquial, lanzó la idea de una celebración de Pascua en que participáramos diversos grupos. Y, aunque bastantes no nos hacíamos idea de cómo se podía realizar, se decidió intentarlo. Después, la fecha prevista (por un error mío) tuvo que trasladarse al domingo siguiente, donde se había previsto ya el signo del Evangelio con los niños de Primera Comunión. Y entonces, y gracias al apoyo y la iniciativa de catequistas y miembros de otros grupos, todo se fue "tejiendo" y preparando, hasta salir esta celebración. En fin, ha sido también experimentar cómo, trabajando en comunidad, se pueden abrir caminos nuevos. Gracias a Dios.
Un abrazo. Antonio González López