La capilla del ‘Éxtasis de Santa Teresa’

25 Oct 2021 | Actualidad

La encrucijada en la que se encuentra la iglesia de Santa María de la Victoria de Roma, en pleno centro de la capital italiana, sufre tráfico a todas horas. La contaminación atmosférica, pero también los restos de un incendio en el siglo XIX, habían impedido a los visitantes contemplar la Capilla Cornaro tal y como fue imaginada por Gian Lorenzo Bernini para albergar el Éxtasis de Santa Teresa, que él mismo consideraba su “men cattiva opera”, es decir, su mejor obra.

Ahora, después de un trabajo de siete meses y 100.000 euros, la Superintendencia Especial de Roma ha restaurado por primera vez en cien años íntegramente la capilla encargada al genio del barroco por el cardenal veneciano Federico Cornaro en el siglo XVII. Un trabajo de orfebrería que permite recuperar la cálida luz imaginada por el mismo Bernini para el grupo escultórico central, que muestra a la santa de Ávila en el momento en que vive una experiencia mística cuando la flecha de los ángeles le atraviesa el corazón.

“Antes había habido otras restauraciones, pero nunca de la entera Capilla Cornaro”, cuenta la superintendente Daniella Porro. “Decidimos hacer una intervención radical porque la Capilla no es sólo el famoso conjunto escultórico, sino toda la capilla entera, que el mismo Bernini consideraba su mayor obra”.

En los años noventa se restauraron la parte superior y la parte inferior, en dos intervenciones diferentes, y después en el 2015 se limpió el grupo escultórico. Proyectada enteramente por Bernini y realizada junto a un grupo de colaboradores, la Capilla Cornaro es un ejemplo del bel composto, es decir, de la fusión perfecta de arquitectura, escultura, pintura y decoración.

En la parte inferior se ha restaurado de la vidriera que ilumina la estatua, realizada en un solo bloque de mármol de Carrara, permitiendo que los visitantes contemplen el proyecto de Bernini con su luz original. De hecho, fue la rotura de uno de estos cristales durante una tormenta hace cuatro años lo que señaló el pésimo estado en que se encontraba el conjunto artístico.

Bernini daba una gran importancia a la luz, y como explican las fuentes del siglo XVII, la vidriera bañaba con un tono cálido y dorado los rayos del sol para evidenciar el éxtasis místico de la santa de Ávila. Un estudio ha permitido saber que la vidriera rota en el 2017 no era la de Bernini, sino una de 1915, lo que ha llevado a restaurar la vidriera para que alumbre de manera natural tal y como lo pensó el genio del Barroco, para que los rayos de luz “culminen en la estatua”, señala Porro.

La restauración ha devuelto los colores claros de los frescos de que representan la ascensión de Santa Teresa en el cielo, obra de Guidobaldo Abbatini, con quien Bernini ya había trabajado en el pasado. También destacan las cuatro escenas de relieves en estuco dorado de los episodios de la vida de la santa, de los que se han retirado los últimos restos del humo del incendio en la iglesia de Santa María de la Victoria en el 1833.

La escena es profundamente teatral, por lo que Bernini proyectó a los lados de la capilla unos relieves que representan a componentes de la familia Cornaro, que observan el éxtasis de Teresa desde las paredes laterales del altar. Como explica el padre Angelo, párroco carmelita de la iglesia, el cardenal veneciano Federico Cornaro le confió esta empresa cuando obtuvo el patronato de la última capilla de Santa María de la Victoria, perteneciente a la orden de los Carmelitas Descalzos. El purpurado decidió dedicar la capilla a su fundadora.

Gian Lorenzo Bernini realizó la escultura bajo el pontificado de Inocencio X, en un momento en que su carrera –que floreció bajo el periodo de Urbano VIII- estaba de capa caída. Bernini había sido apartado del jubileo del 1650, y pasaba por un mal momento profesional. El cardenal Cornaro, que venía de una poderosa familia veneciana, tampoco tenía unas grandes relaciones con el Pontífice. La popularidad de la capilla después de los trabajos hizo que Inocencio volviera a llamar al célebre escultor.