Como ya apuntamos en la anterior noticia, el viernes día 11 por la tarde, el P. Vicario, Obdulio Penayo, llevó a nuestro Provincial hasta el convento de nuestras monjas en Caacupé (a unas dos horas de coche de la capital, Asunción), donde pernoctó; de manera que, desde la primera hora del sábado, pudo compartir con las hermanas la Eucaristía, el desayuno, mucho tiempo de diálogo, sobre todo acerca de los hitos de la vocación de cada una y cada uno de ellos y, por supuesto, responder a sus preguntas por los hermanos de España que vivieron y sirvieron acá en etapas anteriores o por las perspectivas de la Provincia… Y tras el almuerzo y la foto de familia, en su bonito claustro y entorno a la imagen de la Virgen del Carmen, emprendieron las tres horas y media de viaje hasta su siguiente destino.
Llegaron al monasterio de Ciudad del Este poco antes de las 17’30 horas, por tanto, justo a tiempo de participar del canto de la Salve y el rezo de las Vísperas con la comunidad. Y terminada la hora de oración, Antonio Ángel pudo saludar tranquilamente a todas y compartir con ellas la cena y la recreación; como es lógico, con diálogos e intercambios en la línea de los arriba reseñados. También por la mañana compartió con la comunidad la oración, la Eucaristía dominical, el almuerzo y la recreación, antes de emprender de nuevo otro viaje largo. En este caso, la foto del Provincial con esta jovencísima comunidad, se distingue fácilmente por la cantidad de hermanas de velo blanco que aparecen en ella.La tercera etapa de esta gira por el interior de Paraguay llevó a Obdulio y a Antonio Ángel hasta el monasterio de la ciudad de
Encarnación. Aunque en esta ocasión hicieron un alto de media hora, poco antes de su destino final, para visitar los restos de la misión o reducción jesuítica de la Santísima Trinidad del Paraná: emociona ver e intuir la obra evangelizadora y social que allí se realizó; aunque también espeluzna recordar porqué y cómo fue aniquilada. Por supuesto, con las hermanas de Encarnación pudieron compartir una vez más el bonito programa de estos días: oración de la mañana y Eucaristía, diálogos fraternos… Las muchas horas de coche de estos días, han merecido sin duda la pena.