La Diócesis de Segorbe-Castellón recibirá con gran alegría, a partir del próximo 13 de agosto, a una nueva comunidad de vida contemplativa. Se trata del Monasterio de San José y Santa Teresa de las Madres Carmelitas Descalzas de Manchay, perteneciente a la Archidiócesis de Lima (Perú), formado por diez religiosas que han solicitado ser acogidas en la diócesis debido a la extrema inseguridad física y jurídica que vivían en los últimos años en su lugar de origen, situación que dificultaba gravemente su vida contemplativa.
El Capítulo conventual del monasterio decidió solicitar el traslado, petición que contó con el apoyo expreso del Arzobispo de Lima, quien no solo la consideró justa y necesaria, sino que también facilitó el proceso conforme a lo dispuesto en la Instrucción Cor orans (nn. 65-66).
Tras el consentimiento del Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, y la consulta al Consejo Episcopal, el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica concedió el 4 de julio de 2025 el permiso para el traslado.
La comunidad se instalará en el Monasterio de la Purísima Concepción de las MM. Clarisas, suprimido y fusionado en 2022 con el de San Diego de Alcalá de Henares. Este último ha cedido gratuitamente el inmueble a la diócesis, gesto que el Obispo ha agradecido públicamente.
Mons. López Llorente expresó su gratitud por este “don de la bondad y misericordia de Dios” en un tiempo en que la falta de vocaciones ha llevado al cierre de seis monasterios femeninos contemplativos en la diócesis en los últimos años. “Por caminos que solo Él conoce, el Señor nos hace ahora este regalo que acogemos con gratitud y alegría”, afirmó el prelado, confiando en que la presencia de esta comunidad enriquecerá la vida y misión de la Iglesia diocesana, especialmente en Onda y su entorno.
El Obispo también agradeció a todas las personas que han colaborado en el traslado, en especial al grupo de voluntarios ondenses que ha trabajado en la limpieza y preparación de la casa para que las monjas se sientan desde el primer momento en su hogar. Finalmente, animó a todos los fieles, y en particular a los de Onda, a cuidar, acompañar y sostener con oración a esta nueva comunidad que, desde el silencio y la clausura, se unirá a la misión evangelizadora diocesana con su oración constante.


