El Santuario de Nuestra Madre del Carmen, en el histórico convento de San Cayetano (Córdoba), ha acogido esta tarde la Solemne Exaltación a Nuestra Señora del Carmen Coronada, pronunciada por el P. Francisco Sánchez Oreja, Superior Provincial de los Carmelitas Descalzos de la Provincia Ibérica. El acto tuvo lugar tras la misa de las 19:30 h y reunió a un gran número de fieles, cofrades y devotos de la Virgen.
El P. Francisco ofreció una exaltación hondamente espiritual y afectiva, construida como una verdadera confesión pública de amor a María, en la que entrelazó la tradición carmelitana, el sentir del pueblo de Córdoba y la experiencia personal de quienes se acogen diariamente al amparo de la Virgen del Carmen Coronada. En un texto marcado por la belleza poética y la profundidad teológica, el Provincial invitó a contemplar a la Virgen como Madre, Señora del Carmelo, Reina servidora y guía segura en la noche del espíritu, recogiendo algunos pasajes emblemáticos de la espiritualidad carmelitana.
A lo largo de su intervención, el P. Sánchez Oreja evocó la tradición viva del convento de San Cayetano, “donde la piedra reza, el silencio predica y el alma encuentra la paz de Dios”, subrayando el carácter sagrado y maternal de este santuario cordobés. Señaló también la íntima unión entre la ciudad y su Virgen Coronada: “cuando Córdoba la coronó, coronó también su fe, su historia y su esperanza”.
Uno de los momentos más emotivos de la exaltación fue la referencia al Escapulario del Carmen, presentado como “la caricia continua de una Madre”, signo de filiación, promesa de protección y llamada a una vida evangélica que refleje el rostro de Cristo. El Provincial recordó que para los santos del Carmelo el Escapulario es abrazo, alianza y misión: “un signo sencillo, pero profundo, de la protección materna de María”.
El P. Francisco tuvo también palabras de afecto y gratitud para la Hermandad del Carmen Coronada, reconociendo su labor callada, generosa y entregada: “vuestro trabajo no es organización, es fe; no es esfuerzo, es cariño”. Igualmente, dirigió un mensaje de cercanía a la comunidad carmelita de San Cayetano, a quienes definió como “respiración oculta del Santuario, custodios silenciosos, centinelas del amor de la Madre”.
La exaltación concluyó con una oración final llena de ternura y confianza, en la que el Provincial encomendó a la Virgen a todas las familias cordobesas, a los enfermos, a los jóvenes y a quienes buscan consuelo bajo su manto. Terminó proclamando junto al pueblo:
«¡Viva la Virgen del Carmen Coronada! ¡Viva la Reina de San Cayetano!»


