Nos acercamos hasta Alba de Tormes, octava fundación teresiana y lugar donde falleció Santa Teresa de Jesús en 1582. Hablamos con el P. Miguel Ángel, superior de la comunidad de Padres Carmelitas y director del Museo Carmus. En este caso, charlamos con él del museo teresiano y de la exposición Artis Momentum.
Alba de Tormes se sumaba a la celebración de las efemérides teresianas de 2022 con una exposición de enorme éxito, “Teresa de Jesús: Mujer, Santa, Doctora”. En un momento dado, se decidió ampliar aquella muestra en la Anunciación con otra muy ambiciosa en el convento de San Juan de la Cruz, que sigue hasta hoy. ¿Qué se buscaba con esa ampliación expositiva?
En primer lugar, preparar un espacio para las valiosas obras de arte que iban llegando a Alba de Tormes a lo largo del 2022, y que ya no se podían incorporar a la exposición de los centenarios Teresiano por motivos de espacio, porque ya no cabían en el monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen.
Así surgió la exposición del año jubilar Teresiano llamada Artis Momentum: el arte en el tiempo de Santa Teresa de Jesús. Que fue inaugurada por el Nuncio del Papa.
También pretendimos con esta exposición, un reclamo para peregrinos y turistas con el fin de ejercer en ellos un atractivo de acercamiento para la figura de Santa Teresa de Jesús, y también de San Juan de la cruz en Alba de Tormes.
Se trata por lo tanto de evangelizar desde el arte y dar a conocer a nuestros grandes santos de este modo.
El propio convento es un espacio histórico y de enorme interés que ofrece un diálogo muy interesante con las piezas expuestas. Supongo que le han preguntado en muchas ocasiones cómo ha sido posible el ‘milagro’ de traer a Alba tantas obras y de tanto valor…
Así es. La exposición se encuentra ahora en su mejor momento, con sus 230 piezas artísticas de gran valor. La mayor parte de ellas de los siglos XVI y XVII.
En esta exposición se conjugan el continente y el contenido de manera muy armónica. Más de 1400 m de exposición que ocupan toda la planta baja Del convento de San Juan de la cruz. La exposición, además de propiciar un acercamiento a las figuras de nuestros grandes santos, sirve de motivo para hacer explicación de la espiritualidad teresiana y SanJuán por medio de la arquitectura propia de la orden de la cuales exponente, casi único el convento de Alba de Tormes.
Son más de 1.400 metros cuadrados que ahora mismo rebosan de arte, aunque no es una distribución al azar y se ha procurado establecer un discurso comprensible para el visitante, tejido en torno a la espiritualidad en tiempo de Santa Teresa de Jesús.
La imagen de La Santa va esmaltando cada uno de los capítulos de la exposición, siendo ella siempre recurrente. Las diversas obras de arte en las distintas secciones dan pie para sumergir al visitante en la profunda espiritualidad del Carmelo por medio de la belleza de las obras artísticas nos centramos en el tiempo de nuestros santos y profundizamos en su vida y en su espíritu en el ambiente Conventual, muy adecuado para ello y queda pie para exponer la historia rica de nuestro orden y a la vez la actualidad de la misma.
Entre los relatos más interesantes que se encuentra el visitante es ese diálogo entre la espiritualidad teresiana y la de San Francisco de Asís, presente nada menos con un vibrante cuadro de El Greco.
Entre otros espacios, dedicamos uno en la exposición a la espiritualidad franciscana en relación con Santa Teresa de Jesús, destacando la ayuda que ella encontró en los hijos de San Francisco de Asís. Valiosas esculturas y pinturas se pueden ver en capítulo de la exposición, entre ellos, ciertamente, uno óleo sobre lienzo que representa a San Francisco, del Greco, otro también de gran belleza en el que Murillo representa a San Antonio de Padua.
Y es muy interesante alguna incorporación más reciente en el ámbito de la escultura, como ese “Niño” de Berruguete que nos habla de la importancia de esas figuras en tiempos de la Santa.
Artistas en pintura y escultura de primera línea van troquelando cada una de las estancias de la exposición, de Berruguete por ejemplo tenemos varias piezas. Las imágenes del Niño Jesús que se pueden ver son un estímulo para profundizar en una cuestión tan importante en espiritualidad teresiana como es la humanidad de Jesucristo.
Tampoco sería justo pasar por encima de otros nombres propios que llevan todos estos meses cautivando al visitante. Tenemos obras de Gregorio Fernández, de Luca Giordano, de Tintoretto, Torrrigiano, Battista Gaulli, Murillo…
Se trata de una ocasión única para poder contemplar en Alba de Tormes un conjunto de piezas artísticas que pertenecen, en su mayor parte, Tah, varios particulares y diversos coleccionistas y galeristas de arte.
Una colección tan importante por la autoría de las piezas y por el número de las mismas, es algo único. Por lo tanto, digno de ser contemplada esta exposición hasta el 25 de enero, día en que Santa Teresa de Jesús, con la presencia de San Juan de la Cruz realizó la fundación de Alba de Tormes.
Artis Momentum se ofrece al visitante como una antesala de la visita al Museo Carmus. Una oferta permanente que ofrece una experiencia espiritual muy intensa al permitir el acceso al camarín donde se encuentra el sepulcro de Santa Teresa de Jesús
El Museo Carmus, nuestro Museo permanente, de una calidad hística, inigualable, en el cual se muestran las obras de arte del monasterio desde el siglo XVI hasta nuestros días, porque se trata de un museo vivo que se va incrementando con donaciones también en la actualidad. Los peregrinos que llegan a Alba de Tormes siguiendo las huellas de Santa Teresa de Jesús Pueden visitar la iglesia-basílica de la anunciación, donde se encuentra el sepulcro de la Santa y también las más de 800 piezas artísticas que se encuentran armónicamente distribuidas en más de 10 salas que conforman el museo. El camarín donde se encuentra el sepulcro de la santa y las reliquias mayores, no es propiamente una sala de museos, sino un oratorio en el que se produce un encuentro personal del peregrino con la santa andariega. También se visita la sala de reliquias y la celda donde murió la santa, lugar especial de oración y recogimiento.
Además tenemos una colección artística con muy poco parangón en toda la comunidad autónoma. Hay obras muy célebres de Luis de Morales o de Palmezzano, pero quizá también se pueden subrayar aspectos más desconocidos como una orfebrería suntuosa en la que destacan donaciones reales tan importantes como el San Miguel en oro de Alessandro Algardi
Precisamente esta escultura ha sido estudiada y publicada recientemente en la prestigiosa. Revista de arte Ars Magazine en su último número. Se trata de una escultura italiana muy llamativa y que preside la sala de orfebrería en la que se recogen utensilios propios de la liturgia, que en la actualidad siguen utilizándose en diversas ocasiones, pues se emplean para el fin para el cual fueron concebidas. Además, pueden ser contempladas por los visitantes en las vitrinas.
En pintura tenemos en el Museo Carmus obras de gran importancia como las que citas. Hace poco tiempo hemos descubierto un cuadro que figuraba como anónimo y que ha resultado ser del gran pintor mexicano. Cristóbal de Villalpando. Esta obra ha sido solicitada por el museo del Prado para una exposición sobre arte Novohispano. Otra obra, pictórica también ha sido también solicitada por el mismo museo para una exposición sobre escultura pintada. Se trata del imponente óleo sobre lienzo del siglo XVII Barrionuevo. Ambas piezas permanecerán temporalmente en el museo del Prado en sendas exposiciones.
Otra pieza ha permanecido durante varios meses en Madrid, en el museo de América en una exposición sobre el arte del enchochado. Se trata de un atril mexicano del siglo XVII. Mantenemos, por lo tanto comunicación con importantes museos que solicitan nuestra colaboración.
Y nadie debería irse de ese museo sin estremecerse ante la Dolorosa de Pedro de Mena, posiblemente una de sus mejores obras
Efectivamente. Se trata de una escultura de madera tallada y policromada de gran valor artístico y también afectivo. Normalmente permanece en su correspondiente vitrina presidiendo una de las salas del museo y, cada sábados santo se traslada a la iglesia donde es visitada por muchos devotos que oran ante ella. Se trata de una escultura de gran fuerza dramática que representa en su rostro y en la posición de sus manos, el dolor contenido y en su mirada la ternura de la madre.
Muchos visitantes subrayan que no es solo una experiencia artística, sino que hablamos de un arte como camino espiritual, ¿cómo se consigue este objetivo?
Se trata de evangelizar a través del arte y de producirse un acercamiento a la espiritualidad cristiana, en su versión carmelitana para dar a conocer la riqueza de nuestra espiritualidad por el camino de la belleza. En la atención a los peregrinos y visitantes y en la explicación que se les realiza es fácil realizar esa conexión empatizando con ellos a través del arte y del atractivo que por sí ejercitan nuestros grandes santos.