El pasado sábado, 15 de junio, en la eucaristía de las 12:00 se presentaron en la Iglesia del Santo Ángel de Sevilla dos tallas del siglo XVIII de San Elesbaán y Santa Ifigenia. La restauración ha sido realizada por Carles Salfranca Porcar.
A continuación compartimos un texto del restaurador donde explica el proceso:
Nos encontramos ante una iconografía particular y poco conocida de dos santos venerados por la Orden del Carmen como unos de los primeros fundadores y eremitas que se retiraron a la vida contemplativa. Elesbaan (c.530 d.C.) fue un rey de Aksum, o Axum, situado entre las actuales Eritrea y Etiopia. Siendo rey, combatió a los judíos e intentó vengar los martirios a los primeros cristianos. Al abdicar, entregó su corona a la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén y se retiró como ermitaño.
Efigenia era hija del rey etíope Egipo y la reina Eufenisa en los inicios del siglo I d.C. Fue el propio San Mateo, el apóstol, quien introdujo el cristianismo en la zona, siendo el rey partidario de ello aunque, manteniéndose neutral, prefirió seguir con su religión pero permitir que se predicase el cristianismo. Efigenia, en cambio, abrazó la fe, dedicándose a la vida religiosa.
Las tallas de ambos santos tenían un estado de conservación muy deficiente. Fechables en torno al siglo XVIII, habían sido expuestas a altos valores de humedad que había abierto las fendas de la madera en muchas zonas. Presentaban numerosos faltantes de soporte, tales como gran parte de los dedos en las manos, así como partes de la corona que porta el rey que es derrotado por el santo. Habían también perdido sus atributos iconográficos. Seguramente la santa llevase una corona a los pies, dispuesta en la peana, que no ha llegado a nuestros días.
Una densa capa de suciedad superficial acumulada y depositada sobre las piezas cubría la policromía y creaba focos de anidación de insectos y acumulación de humedad. Se observaban zonas craqueladas y con levantamientos de policromía con riesgo de desprendimiento. Un denso repinte cubría ambas capas del hábito carmelita que visten, tanto por la parte exterior como el interior.
El planteamiento del proceso de intervención fue intentar estabilizar la estabilidad estructural de las tallas y recuperar, en la medida de lo posible, su visión original completa. Para ello, se realizó una limpieza mecánica que retirase todo el polvo acumulado sobre las piezas. Posteriormente, se consolidaron y devolvieron al sitio las zonas descohesionadas realizando inyecciones y humectaciones de resina acrílica en dispersión acuosa.
Afianzadas las partes con riesgo de pérdida, se procedió a la limpieza físico-química de la policromía. Se actuó en dos fases. Una primera general que retirase los depósitos más adheridos sobre la policromía se realizó mediante el uso de un tensioactivo de pH neutro disuelto en agua desionizada, a baja proporción, que retirase la suciedad adherida. Y una segunda, más centrada en las capas, que retirase el denso repinte de pintura esmaltada que habían recibido. Para ello, se retiró gradualmente a punta de bisturí el grueso del repinte y, para terminar de rebajarlo, se utilizó una mezcla a partes iguales de acetona y etanol.
Limpias las tallas, se realizó un primer barnizado intermedio de protección para preservar el estrato original. Tras éste, se recuperan los faltantes y volúmenes perdidos mediante resina epóxídica bi-componente para madera, con la que se moldearon y tallaron dedos, piezas de la corona, pliegues de ropajes y lagunas que faltaban. Se cerraron las grietas y fendas de la madera inyectando, primero, resina acrílica mediante jeringuilla y cerrando la grieta con la misma resina epoxídica.
Se prosiguió con el estucado, utilizando una preparación sintética de sulfato de cal dispersa en agua que, aplicada a pincel sobre los faltantes repuestos, preparó el estrato para la reintegración. Tras la nivelación de las lagunas estucadas, se procedió a reintegrar cromáticamente los faltantes con colores al agua y, posteriormente, colores al barniz. Se terminó con un barnizado de protección satinado aplicado en spray.
Se realizaron y repusieron los elementos iconográficos perdidos. Las tallas tienen una gran semejanza con las que se conservan en la catedral de Tui, en Galicia, y de ellas hemos estudiado los elementos iconográficos a completar. En el caso de San Elesbaan, la cruz alzada realizada en madera de haya rematada en punta de flecha y el gallardete con el león rampante, de simbolismo real, enarbolando la cruz
cristiana. Se pintó sobre un tafetán de algodón y se aplicó la tela encolada. Para Santa Efigenia, la cruz alzada de madera de haya y la casa palaciega en llamas, realizada en poliestireno extruído y masilla acrílica de maquetación, policromada a posteriori.
Con todo el proceso de ha devuelto y completado la visión completa de las tallas que, con el paso del tiempo, habían alterado su fisonomía y perdido su significado al no conservar elementos de su iconografía. Se ha intentado respetar al máximo el estilo y estado original de las esculturas, actuando sobre los faltantes, para que conserven el su materialidad la pátina y el desgaste otorgados por el tiempo y las alteraciones sufridas, aunque mejorando el aspecto global e íntegro de las piezas.
Carles Salafranca Porcar
Conservador-restaurador de bienes culturales