Un mes y medio de trabajo minucioso fue necesario para que la talla del Cristo crucificado del Museo de San Juan de la Cruz de Úbeda recupere su belleza original, con el más puro estilo barroco granadino. Más de cuarenta días de tarea intensa en el que, según su restaurador, Antonio Custodio López, lo más complejo fue la retirada de las capas y capas de barniz con los que la imagen venía impregnada.
Así lo afirmó en la presentación de la restauración del Cristo crucificado, obra granadina del siglo XVIII y del círculo de José de Mora. En el acto participaron también el superior de los Carmelitas Descalzos de Úbeda, Fray Héctor Cáceres y el gerente de Fundación Caja Rural de Jaén, Luis Jesús García-Lomas. Durante un mes los visitantes podrán disfrutar de la imagen en la oficina de esta entidad, ubicada en el paseo de la Estación, antes de regresar a su hogar.
«Lo que queríamos era que recuperara la belleza que tuvo en su momento», indicó García-Lomas, y destacó la importancia de la labor de conservación del patrimonio que mantienen desde la fundación. «Es una obligación ceder y cuidar lo que tenemos a los que vendrán, debemos conservar lo que nos ha sido legado para el resto de personas», dijo.
De esta forma, hizo hincapié en los beneficios de que se muestre también lo logrado en la exposición de la entidad. «Esta obra en concreto estaba disponible para el público general, pero otra que se restauran con la fundación no, así que es necesario enseñar el patrimonio conservado».
Héctor Cáceres Salazar, superior de la comunidad de Carmelitas Descalzos de Úbeda, explicó que se trata de una obra que parte de un patrimonio dedicado a San Juan de la Cruz que «se va enriqueciendo con las piezas que proceden de donaciones y cesiones de otros conventos, femeninos o masculinos». Recordó que esta pieza en concreto «está expuesta en el espacio en que muere San Juan de la Cruz y, ahí, Dios mediante, seguirá para que la gente disfrute».
Este Cristo es parte de un patrimonio que «excede totalmente lo que nosotros podemos acometer para conservarlo actualmente», indicó. Por lo que agradeció desde la fundación su labor para restaurar la imagen.
La talla recuperada en Jaén se trata de un crucificado de pequeño formato cuyo origen se desconoce, aunque se cree que procede de otro convento de la Orden. Al analizarla se confirma que se tomó como modelo el Cristo de la Misericordia de José de Mora entre 1673 y 1674.
«Ha sido un trabajo minucioso, con detalles muy concretos que había que restaurar», explicó el encargado de la intervención, Antonio Custodio López. Destacó algunos de estos detalles, como son dos lágrimas de cristal que se suelen usar para imitación de lágrima o sangre, en este caso de sangre. «Son comunes en las Dolorosas, en sus rostro, no lo es tanto en otras tallas».
Asimismo, lo más complicado fue la eliminación del barniz, con varias capas «desiguales y con manchas». «Había que intentar igualar el aspecto sin tocar la policromía, lo cual fue difícil», apuntó. De hecho, su estado de conservación general «era delicado», con una unión de los brazos «inestable». Sin olvidar que había sufrido intervenciones anteriores que empeoraron su situación, con el sudario repintado y los ensambles de los hombros.
En el proceso de restauración se encontraron una figura «muy oscurecida» por la densa capa de barniz, que se ha logrado igualar y aclarar, hasta que el Cristo recuperara su aspecto original, una escena descarnada de dolor y redención que, en breve, regresará a Úbeda.