Noticia de la Casa General de la elección de nuestro hermano

6 Sep 2021 | Actualidad

Nuestros hermanos de lengua española han animado la liturgia capitular. La misa fue presididad por el P. Carlos A. Ospina, ocd, provincial de Colombia, quien, en su homilía nos habló de que nuestra diversidad, fuente de riqueza, se transforma en unidad gracias al Evangelio. Si nos aferramos a la Palabra de Dios, no habrá miedo ni tirantez, sino amplitud y libertad, frutos del Espíritu Santo. Estamos aquí, nos recordaba, para la Iglesia, que se funda en el amor de Cristo.

Al inicio de la sesión matutina, el P. Agustí Borrell, ocd, Vicario General de la Orden, presentó la Declaración sobre el carisma carmelitano-teresiano. El texto es fruto del camino iniciado por la Orden con el Capítulo General de Ávila del 2015: Anteriormente la Orden había llevado a cabo la lectura de las obras de la Santa Madre, después, durante este sexenio, se realizó la relectura de las Constituciones y, finalmente, el Definitorio Extraordinario de Goa (India) de 2019, decidió que se redactarse una Declaración sobre nuestro carisma. Después de enviar un borrador a las provincias y someterlo al estudio de algunos grupos de religiosos, el Definitorio General, integrando las sugerencias recibidas, ha preparado un texto que se someterá a la aprobación del Capítulo.

A las 16:00 los capitulares se reunieron en la basílica de la Casa General de La Salle, donde nos hospedamos, para invocar al Espíritu Santo antes de la elección del nuevo Prepósito General. Tras el canto del Veni Creator Spiritus, se proclamó un texto de la Carta a los Colosenses de San Pablo y se leyó también un fragmento de la Regla de San Alberto. Tras unos minutos de oración en silencio, la Asamblea se trasladó al Aula, donde fue elegido nuevo Prepósito el P. Miguel Márquez Calle, ocd (Miguel de María). Aceptado el cargo y cumplidos los requisitos para su nombramiento, la Asamblea se trasladó de nuevo a la basílica donde se cantó el Te Deum, terminado el cual todos los capitulares, los oficiales de la Curia y los religiosos que cumplen servicios para el capítulo dieron un abrazo fraterno al nuevo general. El P. Miguel, al saludar a toda la Asamblea hizo suyas, compartiéndolas, las palabras de “Chiquitunga” en su toma de hábito: “Yo me entrego a Ti, no sé a qué, pero me entrego; con miedo sin embargo y cobardía, pero me entrego…, confiada sólo a tu misericordia me arrojo a esto que sobrepasa toda fuerza humana y más aún la mía… ¡Ten piedad de mí! ¡Ayúdame a querer lo que tú quieras, Jesús!” (Bta. María Felicia de Jesús Sacramentado).

El acto concluyó con el canto de la Salve Regina solemne.

El P. Miguel Márquez Calle, de María, nació el 5 de octubre de 1965 en Plasencia, Cáceres, España, en el seno de una familia humilde y trabajadora. Tiene una hermana y tres hermanos, frutos del matrimonio entre Miguel y Leo, ya fallecidos, pues el Señor ha tenido a ambos por más dignos del cielo que de la tierra. El P. Miguel conoció a la Orden gracias a las Carmelitas Descalzas de Plasencia y a la comunidad de Carmelitas Descalzos del Santo Desierto de San José de Las Batuecas. Así, el 1 de octubre de 1985, tras cumplir un año de postulantado y otro de noviciado en Salamanca, hizo su primera profesión y, en la misma ciudad, emitió los votos solemnes el 21 de octubre de 1989, siendo ordenado sacerdote el 23 de junio de 1990. Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Pontifica Comillas en Madrid, con una tesis que tenía por título “La imagen de Dios en el Magníficat”, ha escrito numerosos libros de espiritualidad y ha colaborado en diversas revistas científicas y divulgativas del ámbito hispano. Ha trabajado en diversos campos de la pastoral de la espiritualidad: jóvenes, atención personalizada, atención a comunidades religiosas, particularmente de Carmelitas Descalzas. En 2015 predicó los ejercicios espirituales a la Conferencia Episcopal Española. Además, ha desempeñado diversos cargos de gobierno, primero en la Provincia de Castilla y luego en la Provincia Ibérica. En la actualidad era conventual de la comunidad de Tenerife.

Agradecemos al P. Miguel por haber aceptado este servicio, nos comprometemos a acompañarle y pedir por él en esta nueva misión a la que el Señor le ha llamado, para servir a la Orden y a la Iglesia.