Navidad: la Luz que el Ecuador Necesita

25 Dic 2024 | Actualidad, Sin categorizar

Cuando se acerca la navidad,  recordamos  aquella profecía bíblica de Isaías que dice «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en densa tiniebla la luz ha resplandecido” (Is 9,2). Este mensaje adquiere un especial significado en nuestra tierra ecuatoriana frente a los desafíos que enfrentamos: violencia, aumento de la pobreza , desempleo  y una crisis energética que se traduce en apagones diarios de hasta 14 horas… sin embargo, también nos recuerda que la verdadera Luz, la que transforma vidas, no proviene de nuestras propias fuerzas sino del Niño Jesús, Luz del Mundo, Príncipe de la Paz.

En Belén, también el Enmanuel se hizo Dios-con-nosotros en las circunstancias más humildes y adversas para enseñarnos que la esperanza no depende de las condiciones externas. Jesús nace en un pesebre, pequeño, frágil, pero cargado de una fuerza transformadora: la capacidad de traer la Paz y reconciliar a Dios con los hombres en un mundo dividido por odios y egoísmos. En esta navidad ese mismo mensaje resuena para nosotros , invitándonos a mirar con nuevos ojos la realidad y sobre todo a quienes necesitan de nuestro apoyo y solidaridad.

Nuestras tradiciones navideñas ecuatorianas, como las novenas, las procesiones y las posadas, son mucho más que simples costumbres. Son expresiones de fe y esperanza que nos recuerdan la importancia de la unidad y la comunidad. Estos actos de devoción nos muestran que, incluso en tiempos difíciles, nuestro pueblo sabe celebrar, compartir y mantener viva la alegría. Tambien son un llamado a ir más allá de las palabras y las celebraciones, para convertir nuestras acciones en signos concretos de amor hacia el prójimo.

Hoy más que nunca, estamos llamados a ser luz para los demás. Navidad es el tiempo propicio para abrir nuestras puertas y corazones, para compartir lo que tenemos con los que menos tienen, y para comprometernos en la construcción de un país más justo y fraterno. María y José encontraron un humilde pesebre donde refugiarse gracias a la hospitalidad de otros. Este gesto sencillo pero profundo nos desafía a preguntarnos: ¿qué podemos ofrecer nosotros a quienes atraviesan momentos de dificultad?

La luz que necesita Ecuador no depende de una central eléctrica ni de la resolución inmediata de los problemas materiales. Es una luz más profunda, una que ilumina desde el corazón y transforma nuestra manera de vivir y relacionarnos. Esa luz es el Niño Jesús quien nuevamente nos invita a construir juntos un camino de esperanza comenzando desde nuestros hogares.

Que esta Navidad nos inspire a renovar nuestra fe y nuestra capacidad de soñar con un Ecuador mejor. Que nos ayude a reconocer que, aunque las tinieblas se resistan a la luz,  la luz de Cristo brilla con mucha más fuerza.

¡Feliz Navidad!

+  Anibal Nieto, OCD

Obispo