La espiritualidad de San Juan de la Cruz

14 Dic 2024 | Actualidad

La espiritualidad de San Juan de la Cruz es enteramente teologal. Desde que da el santo con el esquema teologal en 2S c. 6 se ilumina y organiza perfectamente todo su magisterio. Desde ese capítulo hasta el final de la Subida todo es doctrina teologal manifiesta. En esa sustancia teologal está embebida la palabra de Dios, de la que Juan de la Cruz está enamorado; en esa misma clave presenta los misterios de la fe, las lámparas de fuego de los atributos divinos, lo mismo que todo el mundo del enamoramiento recíproco de Cristo Jesús y el alma que aparece lo mismo en la Subida-Noche que en el Cántico y Llama.

Con toda exactitud se ha escrito acerca del magisterio teologal sanjuanista: ”La vida teologal es la actualización e información de las actitudes y comportamiento de la persona por las tres virtudes teologales. Ellas integran, orientan, impulsan y transforman la persona y la vida, confiriéndoles una proyección total hacia Dios. Vida de fe, de esperanza y de caridad con todo lo que entraña de exigencias divinas y renuncias humanas, espirituales y terrenas” (Isaías Rodríguez, La vida teologal según el Vaticano II y San Juan de la Cruz, en Revista de Espiritualidad 27 (1968), 477)

Será útil transcribir una carta de Edith Stein escrita el 30 de marzo de 1940 en la que se refiere a un punto muy importante de la espiritualidad de Juan de la Cruz. Edith Stein recibió carta de una religiosa dominica llamada Agnella Stadtmüller, doctora en filosofía, muy conocida suya. En la carta le preguntaba acerca de qué entendía San Juan de la Cruz por “amor puro”. Edith contesta exactamente a lo que se le pregunta.

Sus palabras son las siguientes: “San Juan de la Cruz entiende por “amor puro” el amor de Dios por él mismo; el de un corazón libre de todo apego a cualquier cosa creada: a sí mismo y al resto de las criaturas, pero también a todo consuelo y cosas similares que Dios pueda conceder al alma, a cualquier forma de devoción especial , etc.; el de un corazón que no desea otra cosa sino que se cumpla la voluntad de Dios y que se deja guiar por él sin resistencia. Lo que una puede hacer para llegar hasta aquí está ampliamente tratado en la Subida del Monte Carmelo. Cómo Dios purifica al alma, en la Noche Oscura.

El resultado, en la Llama de Amor viva y en El Cántico Espiritual. Básicamente puede encontrarse todo el camino en cada una de las obras, únicamente que en cada caso se acentúa una etapa u otra. Pero si usted desea aprender lo esencial, recopilado de forma mucho más breve, entonces debe coger los escritos breves”.