Nos hacemos eco de lo que en estos días (fiesta 7 de abril, segundo domingo de Resurrección) ha salido en la prensa cordobesa para compartir algo de la información del festejo, tradicional, humano y divino.
De “tocar el cielo, vivir de la tierra”. Lo que antaño practicaban los ermitaños, ha sido asumida por los cordobeses una vez al año, con el título genérico de “Las Habas”; y cada vez se incrementa más, muy potenciada por la Asociación de Amigos de Las Ermitas y cuidada por los padres Carmelitas Descalzos.
Así, en esta edición, más de 2.000 personas han peregrinado este domingo a los pies del Sagrado Corazón de Jesús. De tal manera que «Este año lo que más nos ha sorprendido es muchísima gente andando por la Cuesta del Reventón».
En la cumbre de la sierra cordobesa, mirando un panorama de toda la ciudad desde el ‘balcón del mundo’ y al amparo del Sagrado Corazón de Jesús, han escuchado, lo primero, la misa que presidió el padre Francisco Javier Jaén Toscano, prior del convento de San José (San Cayetano). Ante una explanada del Monumento repleta de personas, tras la bendición, los cordobeses han enfilado camino a las ollas donde, lentamente, se han cocinado las habas, y así celebrar “La Fiesta de las Habas” que atesora historia y valores.
Un plato o cazuela de barro en el que existe un gesto de solidaridad: «Dar de comer a los pobres a diario», era su origen. Con el paso del tiempo, la convivencia es una de las señas de identidad de esta tradición.
Conviene recordar que en la organización de la fiesta han participado unos 250 jóvenes, que a veces ayudan a mantener el espacio. Para Juan Manuel Fernández lo mejor es poder decir con seguridad: «Las Ermitas están muy vivas».