Un año más, la Iglesia de la Mare de Déu del Carme, ubicada en Tarragona, acoge una exposición del pesebre que se ha convertido en una tradición para los fieles y visitantes de la ciudad.
Este pesebre ha sido diseñado y realizado por Roger Ortiga i Martí, un reconocido pesebrista de Barcelona, quien ha plasmado en esta obra algunas de las escenas más emblemáticas de la Navidad, como el nacimiento de Jesús, el camino de los Reyes Magos, y la tradicional figura del caganer, tan característica en los pesebres catalanes.
El trabajo se ha llevado a cabo con la colaboración de la comunidad de la Iglesia, el Grupo Cultural del Carme y el equipo técnico de la parroquia, quienes han unido esfuerzos para crear una representación que no solo refleja la esencia del nacimiento de Jesús, sino también un homenaje al mundo rural catalán.
En este pesebre, la escena central está protagonizada por una plaza principal de un pueblo catalán, representando una imagen típica de la vida rural con sus portaladas, callejones y una fuente, elementos que evocan la tradición y la conexión con el pasado de los pueblos.
El pesebre, como tradición, remonta sus orígenes a tiempos antiguos, con influencias de las órdenes franciscana y dominicana. En Cataluña, el pesebre tradicional se construye utilizando materiales naturales como el musgo, el corcho y el galzeran, creando así una atmósfera que recuerda a los paisajes rurales.
En este pesebre no pueden faltar los elementos clásicos: el nacimiento de Jesús, ubicado en una cueva o establo, la anunciación del ángel a los pastores, y los tres Reyes Magos, quienes completan el relato del misterio de la Navidad.
La exposición está abierta al público en los siguientes horarios: de 11:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 horas, ofreciendo la oportunidad de disfrutar de una representación visualmente rica y cargada de simbolismo.
Esta tradición forma parte de un ciclo de celebraciones y eventos que tienen lugar cada Navidad, con el objetivo de mantener viva la cultura y las tradiciones populares catalanas. Además, la representación del pesebre no solo invita a la reflexión sobre el nacimiento de Jesús, sino que también evoca los valores de paz, esperanza y unidad, propios de la Navidad.
