El título de esta narración nos expresa su contenido. Ahora lo desarrollamos para aquellos que gustan de la memoria y de conocer nuestro evento. Y, parar esta ocasión, volvía de nuevo a resonar Córdoba; era por donde habíamos pasados en nuestros años del teresiano; otros lo continuamos por Baeza, Úbeda, Larrea, Ávila y Granada. Pero, el primer pie se puso en Córdoba. Ese nexo carmelitano es el distintivo de estos “encuentros” formales e informales, con una pequeña estructura muy fácil de llevar.
Nuestra visita a Córdoba, nada más llegar, se centró en la asistencia al “Alma de Córdoba”, a las 21’30h, del viernes, en la Mezquita-Catedral; nos dejó impactados por la belleza y fuerza del documental “in situ”. La noche siguiente, de modo informal, se volvió a los monumentos cordobeses al coincidir con la “Noche del patrimonio”; otros prefirieron otra alternativa.
Amaneció el sábado. Horizontes limpios. El autobús nos subió a Las Ermitas. La visita al monumento del Sagrado Corazón de Jesús, fue lo primero que hicimos, y juntos nos admiramos ante el panorama tan hermoso. Pasamos a la iglesia y realizamos la oración basada en textos evangélicos, momentos de silencio y cantos al Niño Jesús de Praga como a la Santísima Virgen del Carmen con las plegarias “salve regina”, y “adiós, Madre divina”. Fueron el momento fuerte de la jornada. Se le sumó la visita del lugar por el interior de la iglesia, la casa de oración y el recorrido por las ermitas. La fotografía ocupó un buen lugar en todo momento. Se nota que vivimos el mundo de la imagen.
Mirando al futuro realizamos la elección del próximo “encuentro”; nos llevó su tiempo, tras el almuerzo y el café de por medio. Nos inclinamos por la ciudad de Baeza con visita a Úbeda y a nuestros padres carmelitas.
Todo nos alojamos en la casa hospedería del “Castillo de Maimón” (HH. Maristas), en la ciudad califal y al pie de su sierra. Un lugar cómodo, espacioso, de buen precio y para nuestro estilo de teresianos: ideal.
Al fin, nos juntamos 41 personas, incluyendo a las esposas de muchos teresianos. En la mañana del domingo, tras el desayuno, fuimos partiendo para nuestros hogares, despidiéndonos hasta Baeza, si Dios quiere.
La cara visible de la Orden del Carmen la vemos en el padre Paco V (Francisco Víctor López Fernández), y la del grupo de teresianos en las personas vinculadas al lugar donde realizamos nuestros encuentros, coordinados por Juan Ávila Mansilla desde el grupo de wasaps.