Tras el día y medio dedicado a los frailes y su parroquia en Cochabamba, el Provincial estuvo toda la mañana del lunes pasado, día 21, con la comunidad de San José de nuestras madres, en el barrio de Sarcobamba: fundación que acaba de cumplir 30 años de existencia. Comenzaron compartiendo la Eucaristía a las 7, después el desayuno y una visita completa al convento y su gran huerta, durante la cual las hermanas le fueron explicando los oficios de mantenimiento de todo aquello y de carpintería, que han ido aprendiendo y ejerciendo. Terminado el largo paseo conventual, se sentaron en la sala de recreo para volver a presentarse una por una, pero ahora compartiendo lo fundamental de su vocación y de su camino hasta llegar al Carmelo, como suele pedir Antonio Ángel a todas las comunidades que visita. A continuación, las hermanas compartieron también, espontánea y muy fraternamente, las claves del estilo de formación y de animación comunitaria que vienen descubriendo y viviendo desde hace unos años; al Provincial le resultó muy interesante y alentador todo ello y, además, comprobar que el Señor las bendice con nuevas vocaciones.
Después de almorzar con las hermanas y descansar un rato, a las tres y media de la tarde y en la iglesia de las madres, se encontró con las comunidades del Carmelo Seglar de Santa Teresa y de San José; la segunda con sede en este monasterio y aún en formación, gracias al apoyo de los hermanos de la antedicha comunidad, radicada a su vez en el ex convento de los frailes en la Avenida de América. Al final de este encuentro —que tuvo una dinámica parecida al de la mañana con nuestras monjas—, pidieron al Provincial que las cuatro hermanas que iban a realizar sus primeras promesas el próximo 14 de diciembre, solemnidad de N. P. San Juan de la Cruz, pudiesen emitirlas en sus manos a la mañana siguiente, durante la celebración de la Eucaristía que, sabían, iba a celebrar el Provincial en el otro convento de madres de esta ciudad: el más que bicentenario monasterio de Santa Teresa.
Por tanto, el martes día 22, el P. Teo, asesor del Carmelo Seglar en Cochabamba, acompañó al Provincial durante el paseíto a pie que separa el convento de los frailes de este de las madres y, sobre todo, durante la hermosa celebración eucarística en que esas hermanas hicieron sus primeras promesas como carmelitas descalzas seglares. Después, ambos frailes fueron invitados por las madres a desayunar con ellas. Y al finalizar, Teo volvió a su comunidad y el Provincial estuvo el resto de la mañana reunido con el Consejo de la Federación de nuestras monjas en Bolivia. Casi todo él, junto con Antonio Ángel por supuesto, compartieron el almuerzo con la comunidad, con la cual tuvieron además un buen rato de encuentro fraterno, tras haber sesteado un poco. Y hacia las 5 de la tarde, llevaron al Provincial a visitar detenidamente el imponente y contiguo monasterio primitivo, hoy convertido en Museo; aunque aún solo un esbozo de lo que aspira a ser, ya que los fondos del convento albergan, al parecer, dos o tres veces más de lo ahora expuesto.
Y cuando, a media noche, Antonio Ángel se disponía a descansar de un día tan intenso y fraterno, recibió la noticia de la Pascua en Burgos (España) de nuestro querido P. José Vicente Rodríguez. Con el corazón emocionado se acostó esa noche y, apenas amaneciendo en Bolivia, llegó la noticia de que también San José había querido llevarse ese mismo miércoles, unas horas después, a su fiel estudioso, propagador y devoto, el P. Román Llamas. Para ellos la vida plena y eterna en el Señor; para Antonio Ángel, como para tantos de nosotros, la gratitud por sus vidas y obras, la esperanza de cielo, pero también el dolor por la ausencia; especialmente al sorprenderlo todo esto tan lejos.