El Museo de Arte Sacro de la Iglesia-Convento del Santo Ángel, situado en la calle Rioja de Sevilla, presenta la recuperación de una valiosa obra pictórica de principios del siglo XVIII. El lienzo, que representa a un niño de Dios al modo del “Salvator Mundi” sentado sobre nubes celestiales, rodeado de querubines y portando el orbe bajo su brazo como símbolo de dominio universal, ha sido objeto de un cuidado proceso de restauración que ha devuelto el esplendor original a su cromatismo.
Antes de la intervención, la pintura mostraba signos evidentes de deterioro. La oxidación de los barnices a base de resinas naturales generaba un oscurecimiento generalizado que ocultaba la riqueza de la paleta original. Además, la obra presentaba diversos repintes y retoques poco afortunados que disimulaban zonas originales y creaban discordancias cromáticas entre las partes añadidas y el fondo auténtico.
En cuanto al soporte, el lienzo mostraba una relativa estabilidad, ya que había sido reentelado con anterioridad. Salvo algunas áreas que requerían fijación y consolidación, la pintura se conservaba bien asentada. La tela utilizada en el reentelado se encontraba asimismo en buen estado, presentando tan solo un pequeño orificio sin mayores desperfectos estructurales.
A nivel superficial, las alteraciones detectadas fueron analizadas mediante fluorescencia UV y microscopía digital, permitiendo al equipo de restauración entender mejor la naturaleza y alcance de los daños.
Siguiendo el principio de “mínima intervención”, se optó por un criterio respetuoso con la integridad y el valor histórico-artístico de la obra. Para ello, se procedió a la eliminación cuidadosa de los depósitos superficiales tanto en el marco como en el bastidor y su tela, empleando métodos mecánicos. En las partes de madera dañadas por insectos xilófagos se inyectó un consolidante acrílico, completándose el proceso con el rellenado y reconstrucción de las zonas afectadas mediante resinas epoxídicas.
En la superficie pictórica se retiraron los barnices oxidados y los repintes que desvirtuaban la composición, utilizando técnicas físicas y mecánicas apropiadas. Posteriormente, las faltas de preparación se completaron con un estuco tradicional, y tras nivelar la superficie, se reintegraron las zonas de pérdida cromática con acuarelas y, finalmente, con colores al barniz “LEAL” para lograr una perfecta armonía visual.
La restauración, realizada por el restaurador graduado D. Alfonso Verde González, ha permitido que esta obra barroca recupere su luz y esplendor originales. Los visitantes ya pueden contemplarla en el Museo del Santo Ángel, redescubriendo así una parte importante del patrimonio artístico y religioso sevillano que había permanecido parcialmente oculta bajo capas de barnices y retoques ajenos a la visión primigenia del artista.