Fiestas de Madrid, celebradas a XIX de Junio de 1622 años, en la canonización de san Isidro, S. Ignacio, S. Francisco Xauier S. Felipe Neri Clérigo presbítero Florentino, y santa Teresa de Jesús. CON LICENCIA.. Por el Lic. Miguel de León. Con licencia, en Madrid por la viuda de Alonso Martín.
Véndese más arriba de la Victoria en casa de Juan Pérez librero.
Los padres de Nuestra Señora del Carmen tenían por su altar un navío con sus tiros y áncoras; encima del árbol mayor a Nuestra Señora con estas palabras: Cunctas haereses conminuisti; y arrimada al mismo árbol a Santa Teresa; en él iban embarcados Elías, Eliseo, San Cirilo Obispo, Tomás Ubaldense y San Spiridión Obispo. Por mar fingido tenían tela de plata sembrada de peces, en la cual iban perdidos Nestorio y Arrio; por las jarcias subían ángeles de plata y uno natural hacía posta en la Plaza de Armas. Del árbol mayor y trinquetes colgaban gallardetes con las armas reales, y las de Su Santidad, del Carmen, Compañía y San Isidro.
A Santa Teresa acompañaban los carmelitas calzados y descalzos; vestida asimismo de brocado, con un libro y pluma de escribir en sus manos.
Los padres Carmelitas Descalzos, habiendo llevado la imagen de Santa Teresa en la procesión general para la fiesta, escusaron buscar riquezas que al buscar costasen distracción y de guardar cuidado, librándolo todo en buena traza, ingenio y disposición. Su altar fue en la apariencia de los más suntuosos de todos y no en la costa. Que de excelente arquitectura levantaron una gran máquina de piedra berroqueña, tan bien imitada que, hasta tocarla, engañaba a la vista. Tenía en las gradas gran número de reliquias con ricos ornatos. El retablo del altar mayor era de infinitas flores sobre papel plateado y prensado, que lució más que si fuera obra de martillo. El claustro, conque no tuvo colgadura alguna, sino papeles de poesías y jeroglíficos y cuadros sobre peñascos fingidos, fue de las cosas más curiosas de cuantas hubo en Madrid, a dicho de todos; y hacía lástima haberle de deshacer. Fuera se fabricó una grandiosa fuente de 37 caños de agua que subían 50 pies en alto; era jeroglífico de su Santa fundadora, la cual estaba en medio, y de la pluma iban cuatro caños a cuatro gallardas figuras muy grandes que eran África, Asia, Europa y América, aludiendo al riego de la doctrina que de su Santa habían recibido. Levantóse un gran castillo de fuego en cuyo chapitel plantaba un horrible demonio de 16 pies de estatura, que habiendo volteado todo el día con artificioso secreto, moviendo el cuerpo, la cabeza, las alas, las manos y pies, a la noche arrojó infinito fuego, y fue de las invenciones más nuevas que se han visto. Hallóse Su Majestad a la misa con nueve Grandes y su capilla de honor de altar; y paseó el claustro.
Vix mellius quidquam saecla futura dabunt.
Relación de las fiestas que se han hecho en esta corte a la canonización de cinco Santos copiada de una carta que escribió Manuel Ponce en 28 de junio 1622
A las espaldas de las casas del cardenal de Toledo cerraron aquella calle los padres de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, con un altar figurado en un mar, con mucha pintura de peces, conchas naturales y hierbas, en el cual estaba una galera grandísima y puesto dentro de ella el altar con una imagen grande de Santa Teresa arrimada al árbol mayor. Esta galera estaba suspendida de un extremo, de suerte que dos Ángeles, figurados en dos niños, la movían y tiraban de suerte que parecía estar fluctuando en el agua. A los árboles menores estaban puestas imágenes de Santos de su Orden y la de San Isidro; tenían velas, jarcias y faroles, todo con propiedad y gran suma de banderolas y flámulas; parecían navegar derrotados en el piélago Arrio, Calvino y otros herejes, significando en esto su perdición. Los colaterales eran de unas peñas imitadas, muy vistosas, con mucho adorno de piezas y curiosidades sin número, que remataban en dos figuras de San Ignacio y San Francisco; todo cubierto de luces y flores naturales e imitadas.
…
Sobre el teatro en que se fundaba el altar se pusieron cuatro estatuas doradas de diez pies de alto sobre los sus plintos; dos a cada lado, que vi que significaban con sus insignias las cuatro virtudes en que florecieron estos cuatro Santos: la fe de San Ignacio, la humildad de San Isidro, la penitencia de San Francisco Javier, la castidad de Santa Teresa.
En el plinto de la castidad.
Erat etiam virtuti castitas adiunta etc.
En el blanco del plinto.
El que se ciñe la inmortal corona
Virgen Teresa que de Dios alcanzas
no de marchitas flores de corona
sino de adoraciones y alabanzas.
Tú santa, tu magnánima, perdona
si añade breve gloria a tus bonanzas,
pues a tu castidad son altos dones
cándidos sacrificios y oblaciones.
Procesión general de los cinco Santos.
Describir la procesión menudamente ni puede ser deleitable ni conviene. Los pendones de esta Villa y los que se agregaron de las aldeas circunvecinas fueron ciento cincuenta y seis. Las cruces bien adornadas setenta y ocho, las religiones son nueve, de que los religiosos son sin número, los clérigos del Cabildo llevaron la imagen de San Felipe Neri, vestido como sacerdote costosamente. Los religiosos de Nuestra Señora del Carmen, la de Santa Teresa de Jesús con honesta grandeza vestida;
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