Domund 2024

20 Oct 2024 | Actualidad

Hace casi dos milenios, unos hombres del mediterráneo oriental, dejaron sus oficios, para seguir a un predicador nazareno llamado Jesús. La fuerza que percibían en aquel hombre les impulso a seguirle, aunque no acababan de comprender. La mayoría tenían oficios humildes, y apenas habían salido de su tierra. Tampoco es que fueran muy valientes que digamos, visto lo solo que dejaron al maestro cuando lo prendieron.

Tras la dura prueba que supuso para ellos la pasión y muerte, pudieron experimentar el encuentro con el resucitado. Es entonces, tras tener esta experiencia, incluso antes de recibir el Espíritu Santo, cuando Jesús les pide; id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura

Y tras recibir el Espíritu Santo, venciendo sus limitaciones naturales, se lanzaron a los caminos a entregar su vida en la predicación del evangelio del que habían sido testigos.

Jesús sigue llamando hoy a anunciar la buena noticia. El mundo actual sufre una grave crisis de Esperanza. Basta echar un vistazo a cualquier telediario para autoconvencernos de que el mundo no tiene remedio y camina a su autodestrucción por el odio. Este mundo está harto de palabras y promesas. No más palabras que parecen huecas o que se lleva el viento

Hoy convence el testimonio. Si queremos cumplir el mandato de Jesús, el camino es vivir primero ese encuentro con él, para poder testimoniarlo.

Nuestros misioneros, son personas que han dejado sus comunidades, sus hogar, y han sido enviados a otros pueblos a anunciar la buena nueva de Jesús, vencedor de la muerte y del pecado.

En muchos de los lugares a los que son enviados, además de hambre de Dios, hay todo tipo de necesidades. El anuncio del evangelio, pide también la dignificación del hombre, por lo que va acompañado ,en muchos lugares, del desarrollo integral de la persona, promoviendo la salud, la educación y la justica local. Se puede decir sin equivocarse, que la misión es un motor de paz y de esperanza , de construcción de un mundo más justo, con un futuro.

En el contexto actual, marcado por guerras crueles, es más necesarios que nunca quien predique la esperanza, el amor de Dios, la justicia, la paz.

Nos dice San Pablo que los que formamos la Iglesia, somos parte de un mismo cuerpo, cuya cabeza es Cristo. Todos los miembros son necesarios, y todos tienen una función precisa. El pie no podría caminar, si el corazón se parara…

Del mismo modo, los misioneros, son las manos y los pies de este cuerpo, y necesitan de la acción de resto de miembros de la Iglesia para seguir con la labor a la que fueron enviados.

Todos podemos ayudar a la misión, con nuestra oración continua por los misioneros, y apoyándoles en sus necesidades económicas y proyectos, para que el evangelio pueda llegar a inundar de Esperanza este mundo tan necesitado de ella.

Juanjo Rodrigo, ocd