El día 7 de Enero arrancaba el Año Santo Jubilar en la ciudad de Caravaca de la Cruz (Murcia) con toda solemnidad y con la presencia de numerosos Obispos, autoridades religiosas y civiles. Un Año Santo es un evento que ocurre cada siete años, aunque Caravaca tiene el privilegio de ser Ciudad Santa entre las cinco únicas de la cristiandad, como son: Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana. Por lo tanto, siempre que se peregrina a estas ciudades se puede obtener la Indulgencia Plenaria, pero cada siete años se celebra un año de especial gracia. Pero ¿qué distingue a Caravaca de la Cruz de las demás ciudades santas o de aquellas que celebran un año Jubilar?
El evento que supone el Año Jubilar caravaqueño tiene su base en un hecho religioso, cuya trascendencia se remonta a casi ochocientos años. La presencia de la Santísima y Vera Cruz en estas tierras desde el siglo XIII, y en la que la tradición religiosa y la fe cristiana considera depositada una astilla del «Lignum Crucis» en que murió Jesucristo; guardada por los caballeros Templarios y, tras su desaparición, por la Orden de Santiago.
Este hecho ha supuesto el desarrollo de un culto enraizado y admitido por la Iglesia Católica, hasta el punto de asignársele por el Vaticano (siglo XVIII) el culto de latría. Esta realidad trascendió los estrictos límites geográficos locales y nacionales, convirtiéndose Caravaca de la Cruz en un punto neurálgico y de referencia religiosa, teniendo su máximo apogeo en los siglos XVI, XVII y XVIII.
La fe generada en torno a la Santa Reliquia propició verdaderas corrientes de peregrinación hacia su Castillo Santuario desde los más diversos puntos de la geografía europea, hasta tal punto que ya en pleno siglo XVI se hallaba establecido un hospital en la localidad (el del Buen Suceso). A modo de muestra del valor de las referidas peregrinaciones nos pueden servir los jubileos decretados en distintos años de los siglos XVI y XVII, con motivo de las diferentes festividades de la Cruz o la solicitud concreta que dirigía la Cofradía de la Vera Cruz en 1663 al Papa Alejandro VII, para que se pudiera admitir en la misma cofrades de cualquier lugar de España, y en la que hace referencia a los peregrinos «que frecuentemente concurren de toda la cristiandad a adorar a esta Santa Reliquia».
Ya en el siglo XX, su Santidad Juan Pablo II tuvo a bien conceder nuevo Año Jubilar a Caravaca de la Cruz en 1981, al conmemorarse el 750 aniversario de la aparición de la Cruz en Caravaca. Gracia que fue nuevamente concedida a Caravaca y su Vera Cruz en 1996. En 1998 se comunicaba oficialmente por parte del Vaticano la concesión de Año Santo In Perpetuum en torno a la Stma. y Vera Cruz de Caravaca a celebrar cada siete años, siendo el primero el 2003.
Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz están muy presentes en la ciudad de Caravaca de la Cruz. Ambos dejaron constancia de su paso con dos fundaciones, de tal modo que nuestra ciudad junto a Segovia son las únicas que poseen un convento fundado por cada uno de nuestros santos. Desde el año 2005 los Carmelitas Descalzos rehabilitamos nuestro convento para ser Hospedería y poder así acoger a los miles de peregrinos y fieles que se acercan a adorar la Santísima y Vera Cruz. Un servicio de acogida y acompañamiento, además de compartir nuestra gran riqueza espiritual. El año Santo es sin duda, una oportunidad extraordinaria que el Señor nos ofrece a través de su Iglesia para renovar nuestra vida cristiana y para dar testimonio de nuestra fe.
P. Juan Serrano, ocd (Comunidad de Caravaca de la Cruz)